Este 8 de mayo de 2025 se conmemoran 152 años del nacimiento de Ramón Soto González, insigne médico maracaibero que dedicó su vida al avance de la cirugía y la medicina científica en el Zulia. Nacido en Maracaibo en 1873, fue protagonista de una época de profundas transformaciones para la salud pública y se convirtió en símbolo de la excelencia y del espíritu pionero que caracterizó a los grandes galenos de principios del siglo XX.
Graduado como doctor en ciencias médicas en la Universidad del Zulia en 1898, Soto González se destacó desde su juventud por su rigurosidad académica. Su tesis de grado titulada Hepatitis aguda. Abscesos hepáticos fue una de las primeras defendidas en la historia de la ilustre universidad zuliana. Este trabajo reflejó su temprana vocación científica y su interés en profundizar en las patologías que afectaban a las poblaciones tropicales.
Aunque su carrera se desarrolló fundamentalmente en su ciudad natal, realizó tres viajes trascendentales a Europa que marcaron un antes y un después en su formación profesional. En 1908, obtuvo en París el diploma como médico colonial, y en sus visitas de 1921 y 1925 se actualizó sobre las más modernas técnicas médicas y quirúrgicas. Así, trajo a Maracaibo conocimientos de vanguardia que aplicó con destreza en beneficio de sus pacientes.
Fue médico de la ciudad en 1899 y médico de sanidad del puerto de Maracaibo en 1910, cargos desde los cuales contribuyó significativamente a la protección de la salud colectiva en un tiempo en que las enfermedades infecciosas eran una amenaza constante. Asimismo, su espíritu gremial lo llevó a ser miembro fundador de la Sociedad Médico Quirúrgica del Zulia y corresponsal de la Academia Nacional de Medicina.
El ámbito quirúrgico fue donde Soto González dejó una marca indeleble. En la Casa de Beneficencia, institución donde ingresó como cirujano en 1907, realizó por primera vez en Maracaibo —y en algunos casos en Venezuela— operaciones tan complejas como la craneotomía, la histerectomía vaginal por el procedimiento de Doyen y la resección del divertículo de Meckel, anomalía congénita que él abordó con éxito. Su audacia técnica marcó época. Como señalara el Dr. Adolfo D’Empaire, su trabajo fue decisivo en el desarrollo de la cirugía nacional.
A pesar del cierre de la Universidad del Zulia durante buena parte de su carrera, Soto González no renunció a su papel de formador. En 1915 inauguró el curso de medicina libre del Instituto Maracaibo, reafirmando así su compromiso con la docencia y la formación de nuevas generaciones de médicos.
Sus aportes al pensamiento médico quedaron registrados en numerosas publicaciones, entre ellas Higiene de Maracaibo (1917) y sus colaboraciones para El Avisador, La Beneficencia y la Revista de la Sociedad Médico-Quirúrgica del Zulia. En congresos y encuentros nacionales siempre se distinguió como un orador elocuente y erudito.
Ramón Soto González falleció en Maracaibo el 24 de abril de 1928, pero su memoria ha trascendido su tiempo. Fue discípulo de eminencias como Manuel Dagnino y Francisco Eugenio Bustamante, y se convirtió en referencia obligada para quienes, desde la medicina zuliana, entendieron que el bisturí es tanto un instrumento de ciencia como de servicio.
Hoy, a 152 años de su nacimiento, el Zulia y la comunidad médica venezolana lo recuerdan como un baluarte del conocimiento y la ética profesional. Soto González abrió caminos en tiempos difíciles, y su legado inspira a seguir explorando con respeto y humanidad cada rincón de la anatomía y del alma de sus pacientes.