En la memoria cultural del Zulia, la fecha del 4 de mayo se reviste de especial significado al evocar la desaparición física de Cástor Emilio Almarza Paz, «El Maestro», uno de los más ilustres artistas visuales y formadores de generaciones en las artes plásticas de la región. Nacido en El Moján el 29 de junio de 1888, Cástor Almarza representa el arquetipo del creador que, pese a las adversidades y a un entorno poco propicio para el arte, supo forjarse un lugar en la historia cultural de Maracaibo y del Zulia entero.
Su muerte, ocurrida en Maracaibo en 1951, cerró una vida dedicada a la enseñanza, la pintura y la dramaturgia, pero abrió una página eterna en la que su obra y legado siguen dialogando con las nuevas generaciones. Almarza se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Maracaibo entre 1899 y 1901, donde comenzó a trazar los primeros esbozos de una carrera que con el tiempo se convertiría en referencia obligada para el arte zuliano. Su destreza con el carboncillo, capaz de plasmar retratos donde la gradación de grises rozaba lo fotográfico, fue elogiada por críticos de la talla de Hugo Figueroa Brett, quien destacó la perfección de su técnica.
La labor de Almarza no se limitó a la creación plástica. Fue miembro activo del Círculo Artístico del Zulia y en 1940 obtuvo el Diploma de Honor en la I Gran Feria Exposición Agropecuaria, Industrial y Comercial de Barquisimeto. Su huella también es indeleble en la docencia, formando a decenas de artistas que, bajo su orientación, encontraron caminos para desarrollar sus talentos en un ambiente marcado por la disciplina y el amor por el arte.
En su tierra natal, Mara, un teatro lleva con orgullo su nombre, símbolo del reconocimiento de su pueblo a su legado imperecedero. Además, la familia de Almarza conserva inédito un drama en verso titulado «El calvario de un amor», testimonio de su sensibilidad artística y literaria.
La trascendencia de su figura ha motivado diversas exposiciones póstumas que lo han reivindicado ante las nuevas generaciones de zulianos. En 1969, la Casa de la Cultura «Andrés Eloy Blanco» en Maracaibo albergó la muestra «Pintura Zuliana en las Colecciones de Maracaibo». Más tarde, en 1975, el Museo General Rafael Urdaneta organizó el «Homenaje al Pintor Cástor Almarza», trasladado posteriormente a la Biblioteca «Dr. Omar Baralt Méndez» en El Moján. En 1985, la Secretaría de Cultura del estado Zulia presentó «Cástor E. Almarza, el Maestro», consolidando así el sitial de honor que le corresponde en la historia del arte regional.
El legado de Almarza se mantiene vigente no solo en la memoria de sus discípulos y en la obra que dejó, sino también en homenajes contemporáneos como el retrato que el artista Edgar Queipo le dedicó en 2014, reafirmando su estatura como símbolo del talento zuliano. En este 4 de mayo, el Zulia recuerda con gratitud y respeto al hombre que convirtió la docencia y el arte en un apostolado, demostrando que la constancia y la pasión son capaces de vencer las limitaciones del tiempo y del olvido.
Crédito de la fuente: Esta nota ha sido elaborada a partir de la información contenida en el Diccionario General del Zulia, de Jesús Ángel Semprún Parra y Luis Guillermo Hernández, segunda edición, 2018, publicado por Sultana del Lago Editores.
Agradezco la reseña y los conceptos allí emitidos.Todo que se menciona es cierto. Mi nombre es Fernando Luis Vidales Almarza. Él es mi abuelo materno. Soy hijo de una de sus hijas: Raquel María Almarza Montero de Vidales. Cordiales saludos.🌿