Maracaibo vivió una noche de profundo simbolismo y sensibilidad el pasado sábado 4 de mayo, cuando la compañía residente Danzaluz presentó en la gran sala del Teatro Baralt la obra ISABEL. Luna de amor y ausencia, bajo la dirección y coreografía de Deynis Luque, con música original de José David Meza. La función, a la vez íntima y épica, reafirmó el lugar de la danza contemporánea como un vehículo para narrar y revivir las leyendas que forjan la identidad zuliana.
Inspirada en los orígenes del mestizaje en la región y en la historia de una mujer Añu que marcó la vida del conquistador Alfonso de Ojeda, la obra trasladó al público a las primeras visiones de las aguas del Coquivacoa. La propuesta escénica, colmada de gestualidad poética y movimientos que evocaron el encuentro y el desencuentro entre culturas, fue recibida con emoción por una audiencia que reconoció en cada paso la vigencia de las raíces indígenas y la historia local.
El papel de Isabel fue interpretado por Valeria Casas, quien con una presencia llena de delicadeza y fuerza encarnó el espíritu de la mujer Añu, símbolo de amor, resistencia y ternura. La Luna, enigmática y omnipresente, fue representada por Melany Bracho, quien ofreció una interpretación llena de sutileza y misticismo. El propio Deynis Luque asumió el rol de Alfonso de Ojeda, dotando al personaje de una corporeidad intensa y contenida que mostró la transformación interna del europeo al contacto con la tierra y su gente.
El cuerpo de baile, conformado por María José Petit, Arelis Montiel, Paula Sibada, Rosyliú Fuenmayor, Amelia Núñez, María Hernández y Luz Boscán, dio vida a las Isabelas, múltiples rostros de la mujer originaria, tejidas en un solo espíritu colectivo que guió la narrativa escénica. Juntas, sus interpretaciones lograron transmitir la dualidad de la historia: la belleza del encuentro y la melancolía de la ausencia.
A lo largo de 70 minutos, ISABEL. Luna de amor y ausencia ofreció al público zuliano un recorrido por la memoria, hilvanando danza, música y poesía visual para reconstruir un relato fundacional desde una mirada contemporánea. La música original de José David Meza potenció la atmósfera del montaje, entrelazando sonoridades que evocaban lo ancestral y lo moderno, generando un acompañamiento sonoro que se fundió orgánicamente con la coreografía.
Este estreno, posible gracias al impulso del Departamento de Danza de la Dirección de Cultura LUZ y al apoyo de instituciones comprometidas con la difusión del arte en Maracaibo, se suma al valioso legado de Danzaluz como formadora de talentos y constructora de puentes entre la tradición y las nuevas formas de expresión artística. La compañía, con más de cinco décadas de trayectoria, continúa siendo una plataforma esencial para los artistas universitarios que, desde la danza, contribuyen al tejido cultural del Zulia.
El Teatro Baralt, espacio emblemático para el encuentro de las artes, se llenó de emoción y reconocimiento al culminar la función, reflejando el profundo impacto de una obra que no solo homenajeó a Isabel como figura legendaria, sino que también celebró la diversidad, la memoria y la capacidad de la danza para narrar la historia de los pueblos.
Con ISABEL. Luna de amor y ausencia, Danzaluz no solo ofreció una función artística, sino que reafirmó su papel como motor cultural de Maracaibo, recordando que en cada amanecer universitario se construye también la poesía del país que queremos.