Fernando Chumaceiro: 126 años del nacimiento del empresario filántropo que impulsó a Maracaibo

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En el tejido de la historia zuliana, pocos nombres evocan con tanto respeto y gratitud la conjunción del trabajo, el compromiso cívico y la solidaridad como el de Fernando Méndes Chumaceiro Capriles. Hoy, 6 de mayo de 2025, se conmemoran 126 años de su nacimiento en la caribeña isla de Curazao, un hecho que, aunque geográficamente distante, marcó el origen de una de las figuras más influyentes en la modernización de Maracaibo durante el siglo XX.

Hijo de ascendientes falconianos judíos que buscaron refugio en la isla antillana, Fernando Chumaceiro fue testigo de diversas culturas desde sus primeros años, lo cual templó en él un espíritu abierto y cosmopolita. Vivió en Panamá durante una década, experiencia que le permitió ampliar su visión comercial antes de fijar residencia definitiva en Maracaibo, ciudad a la que se entregaría con esmero y afecto hasta el último de sus días, en diciembre de 1990.

Ya en tierras zulianas, supo entrelazar el esfuerzo empresarial con el sentido del deber social. Fue junto a su tío Armando Capriles que fundó en 1926 la emblemática Cafetería Imperial, espacio que pronto trascendió su función comercial para convertirse en un punto de encuentro del pensamiento y el quehacer regional. Este local evolucionó en 1952 para llamarse simplemente Café Imperial, bajo la dirección de Chumaceiro durante más de cinco décadas. Desde allí se editó el Vocero de la Cafetería Imperial, publicación que en los años 30 sirvió de tribuna para las ideas y el debate local.

Su vocación empresarial no se detuvo allí. En 1935 fundó Fernando M. Chumaceiro S.A., firma que en 1948 adquirió carácter de sociedad anónima y amplió su radio de acción al ramo de las representaciones, con sedes en Maracaibo y Caracas. Esta empresa no solo contribuyó al desarrollo económico de la región, sino que también fue ejemplo de seriedad y solvencia en el ámbito comercial venezolano.

Sin embargo, su legado va mucho más allá del ámbito empresarial. Fernando Chumaceiro fue un filántropo auténtico. Participó activamente en causas sociales y comunitarias, como la fundación del Cuerpo de Bomberos de Maracaibo en 1940, donde llegó a ser segundo comandante. Desde esa trinchera altruista ayudó a construir un servicio vital para la seguridad ciudadana. También se desempeñó como cónsul de Panamá en Maracaibo, labor que reforzó los lazos históricos entre ambas regiones.

La vida cívica y cultural marabina lo tuvo como un actor constante. Fue miembro directivo de la Cámara de Comercio de Maracaibo, del Rotary Club y del tradicional Club Comercio de Maracaibo, espacios donde contribuyó a dinamizar la vida económica y social de la ciudad. Asimismo, su espíritu de hermandad lo llevó a integrarse como masón activo en la logia «Regeneradores» N° 6 en la década de 1940, donde encontró otro espacio para su incesante labor filantrópica.

En el ámbito deportivo, su figura también resalta. Amante del deporte y especialmente del béisbol, fue miembro directivo de la Asociación Atlética del Zulia (AAZ) y uno de los propulsores de la construcción del Estadio Olímpico de Maracaibo, hoy llamado Alejandro Borges. Gracias a su visión, este espacio se convirtió en cuna de grandes gestas deportivas. No en vano, su nombre figura en la galería de la fama del béisbol zuliano en dicho recinto. El homenaje póstumo a su contribución fue perpetuado por su hijo Fernando Chumaceiro Chiarelli, quien en su rol de alcalde de Maracaibo declaró al estadio como monumento histórico-deportivo el 8 de diciembre de 1991.

El legado de Fernando Chumaceiro se extiende también al ámbito familiar. Al lado de su esposa Anita Chiarelli Marchelli, formó un hogar ejemplar del que nacieron sus hijos Fernando, Abraham, Isbelia y Armando Chumaceiro Chiarelli, quienes perpetúan con orgullo su estirpe de dedicación y servicio.

A casi tres décadas y media de su partida, la figura de Fernando Chumaceiro sigue vigente en la memoria colectiva zuliana. Su vida es testimonio de que el éxito empresarial no está reñido con la responsabilidad social. Hombre de visión y acción, supo convertir cada logro personal en beneficio para su entorno, ganándose así un lugar eterno en el corazón de Maracaibo.

Recordarlo hoy, en el aniversario de su natalicio, es reivindicar los valores que él encarnó: la honestidad, el trabajo, la solidaridad y, sobre todo, el profundo amor por esta tierra del sol amada.

Crédito de la fuente: Esta nota ha sido elaborada a partir de la información contenida en el Diccionario General del Zulia, de Jesús Ángel Semprún Parra y Luis Guillermo Hernández, segunda edición, 2018, publicado por Sultana del Lago Editores.

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El Maracaibeño es un periódico literario y cultural fundado por Luis Perozo Cervantes, cuyo primer y único número impreso fue lanzado el 8 de septiembre de 2014, bajo el lema “El nuevo gentilicio cultural”. Su creación surgió como respuesta a la necesidad de un espacio dedicado a la promoción y difusión de la cultura en Maracaibo.

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