Este 27 de abril se conmemoran 27 años del fallecimiento de Francisco Antonio Morales Chacín, mejor conocido como El Machorro o Solano Morales, uno de los pilares fundacionales de la agrupación gaitera Rincón Morales y un impulsor clave de la modernización de la gaita zuliana. Nacido en el caserío Las Cabeceras de Isla de Toas el 24 de julio de 1934, y fallecido en Maracaibo en 1998, su legado artístico aún resuena con fuerza en el corazón de la zulianidad.
Desde temprana edad, Morales se vinculó a la música como cuatrista y cantor popular. En 1944 se trasladó con su familia al sector El Milagro de Maracaibo, ciudad donde desarrollaría su vida artística y profesional. Allí inició una prolífica carrera como instrumentista, compositor y repentista, que alcanzó su cúspide con la fundación del conjunto Gaiteros de Casuca en 1958, grupo que, tres años más tarde, pasaría a denominarse Rincón Morales, en honor a la familia Rincón Páez y como parte de su participación en el Concurso de Gaitas de Ondas del Lago Televisión.
Entre 1958 y 1969, Francisco Morales fue el motor creativo y musical del conjunto. No solo se destacó como cuatrista, sino también como compositor de piezas fundamentales para la historia del género gaitero. Su versatilidad le permitió concebir temas como El tartamudo, Los refranes, Cantares de la nueva ola, El puente sobre el Lago, Campanas de Navidad (Tilingo-Tilingo) y Valencia, que capturaron tanto el sentir popular como la evolución melódica de la gaita.
Especial mención merece Gaita internacional, grabada en 1963, considerada la primera gaita escrita en varios idiomas, lo que denota el carácter visionario de Morales y su voluntad de proyectar la música zuliana más allá de nuestras fronteras. También incursionó con éxito en temáticas humorísticas, críticas y urbanas, como lo evidencian títulos como La rana, Figuras de radio y televisión, Monokini, Gaita engalletada, Caracas cuatricentenaria, Los astronautas y Maracaibo cuatricentenaria.
Tras su salida del conjunto Rincón Morales a finales de los años sesenta, Morales se alejó parcialmente del ambiente gaitero, aunque mantuvo su vínculo con la música y la composición. En 1982 regresó al estudio de grabación con la agrupación Selección 82, grabando el tema Vuelvo a gaitear, una suerte de manifiesto personal sobre su irreductible amor por la gaita.
A su muerte, acaecida en Maracaibo el 27 de abril de 1998, sus compañeros del conjunto Rincón Morales le rindieron homenaje con la gaita Pancho Morales, pieza que consolidó su imagen como uno de los grandes íconos del folclore zuliano. Su legado ha sido reconocido por críticos como León Magno Montiel, Miguel Ordóñez y Norka Marrufo, quienes han destacado su aporte no solo como compositor, sino como figura vertebral del proceso de transición de la gaita tradicional hacia formas más modernas y universales.
A 27 años de su partida física, Francisco Morales sigue siendo una figura admirada por nuevas generaciones de gaiteros, estudiosos de la música y defensores del patrimonio intangible del Zulia. Su obra constituye una prueba fehaciente del poder del arte popular para construir identidad, comunidad y memoria colectiva.