El 27 de abril de 2019 falleció en Maracaibo la actriz, directora, dramaturga y docente universitaria Dianora Coromoto Hernández Mejías, figura fundamental del teatro regional contemporáneo. Hoy, al cumplirse seis años de su fallecimiento, el panorama artístico zuliano la recuerda con admiración y gratitud, reconociendo en su obra una mirada comprometida con la identidad maracucha y una escritura teatral nutrida por las raíces populares.
Nacida el 13 de febrero de 1954, Dianora Hernández egresó como licenciada en letras de la Universidad del Zulia, institución donde desarrolló una fecunda carrera académica y artística. Su trayectoria como actriz y directora se destacó por una búsqueda constante de un lenguaje escénico propio, profundamente vinculado al habla cotidiana del zuliano, a su memoria urbana y a su imaginario colectivo. Esta búsqueda se materializó en numerosas producciones que le dieron un rostro singular al teatro que se hacía en el occidente del país durante las décadas de 1980 y 1990.
Fue directora del grupo teatral Expresión en la Universidad del Zulia, donde impulsó montajes de corte social, antropológico y costumbrista, además de participar activamente como integrante del Teatro Nacional Juvenil Núcleo Zulia, como coordinadora del Teatro Estable de LUZ (TELUZ), y miembro del Club Literario Octavio Hernández. Su convicción por una dramaturgia anclada en las vivencias de la región se convirtió en una propuesta estética: cambiarse la piel para desarrollar un teatro regional con visión universal.
Entre sus textos dramáticos más recordados se encuentran Nos están tumbando el bar y Qué jaiba… mi madrina se murió de puro amor, obras que dialogan con la cotidianidad y la historia del Saladillo marabino, entre la nostalgia y el humor, entre la denuncia social y la celebración del habla popular. Estos textos, junto con Aguamansa, La tarde de Amanda, Trino mayo e Imagen de agua, fueron recopilados y publicados por la Universidad del Zulia en 2024, confirmando el valor literario y documental de su dramaturgia.
Su obra fue reconocida en vida con diversos premios, como el Primer Premio del Concurso Regional de Dramaturgia Rosita Pulgar en 1984, el premio Dramaturga Novel en el XII Festival Nacional de Teatro Popular Venezolano en 1986 y el Premio Regional de Literatura Jesús Enrique Lossada, mención dramaturgia, en 1997. Además, fue una activa promotora cultural e investigadora, especialmente en el proyecto “La imagen y la grafía en la sociedad venezolana”.
Más allá del escenario, su voz poética también resonó en antologías como Donde la boca que te busca (2011), donde su escritura lírica complementa la dimensión teatral de su universo literario. Su visión estética y social permanece vigente en quienes la conocieron, la estudiaron o simplemente se dejaron interpelar por su sensibilidad artística.
A seis años de su ausencia física, su nombre sigue presente en los espacios culturales de la región, en los estudiantes que formó, en los actores que dirigió y en cada espectador que fue testigo de sus obras. El Zulia, su teatro y su palabra la recuerdan con afecto y la celebran como una de las voces esenciales de la escena marabina.