Desde una posición profundamente crítica pero también propositiva, el dirigente político y escritor Enrique Ochoa Antich ofreció recientemente una entrevista al periodista zuliano Juan Carlos Fernández, donde no solo reflexionó sobre la actualidad política venezolana sino que también compartió detalles íntimos y reveladores sobre su más reciente novela La marcha sin retorno. La conversación, difundida a través del canal de YouTube del comunicador, combina con agudeza y claridad el análisis de la encrucijada política del país con una apuesta por la cultura como espacio de pensamiento, imaginación y reconstrucción democrática.
En un tono sereno pero firme, Ochoa Antich advirtió que, sin un acuerdo nacional que permita la superación del enfrentamiento estéril entre sectores extremos, el país corre el riesgo de perpetuar el actual modelo político. “O buscamos un acuerdo nacional o puede haber Maduro para rato”, dijo, refiriéndose al estancamiento político que vive Venezuela desde hace más de una década y al riesgo de que el descontento popular se diluya en la abstención o en formas de lucha sin rumbo, que solo refuerzan al poder hegemónico.
En ese sentido, alertó sobre el peligro de las sanciones internacionales como una herramienta de presión que ha generado más daño al pueblo que al gobierno, y cuestionó las posturas de la llamada “oposición extremista” que, en su opinión, ha optado por atajos y por el fracaso reiterado. Para Ochoa Antich, solo una oposición democrática, que crea en el voto y construya un proyecto país incluyente, podrá ofrecer una verdadera alternativa.
Con relación a las elecciones del próximo 28 de julio, señaló que este evento debe ser asumido como una oportunidad real para producir un cambio político por vías pacíficas y constitucionales. Insistió en que el voto es un instrumento de lucha legítimo y necesario, y llamó a las distintas fuerzas del país —incluyendo a sectores del chavismo crítico— a trabajar en una agenda común, realista y honesta. “No podemos seguir creyendo en salidas mágicas ni en mesianismos. Tenemos que rescatar la política como ejercicio racional del acuerdo posible”.
Pero la entrevista no se limitó a lo político. Con pasión literaria, Ochoa Antich habló de su novela La marcha sin retorno, recientemente publicada y ya disponible en Librerías Europa de Maracaibo. La obra, según explicó, es una alegoría sobre Venezuela, pero también una travesía humana en la que confluyen ocho personajes que, desde distintas realidades, buscan sentido, identidad y futuro. Una suerte de espejo del país, donde se cruzan el desencanto, la esperanza, el miedo y la valentía.
La novela está construida con un lenguaje pulcro y una mirada humanista que permite leerla tanto como una obra de ficción como una invitación al diálogo profundo. Ochoa Antich, con su reconocida formación filosófica y su experiencia política, logra fusionar pensamiento y narración en una obra que invita a repensarnos como nación.
El autor, quien ha sido una voz constante por el entendimiento y la superación de los antagonismos, se posiciona hoy no solo como un referente de la política sensata, sino también como un promotor de la cultura como vía de reconstrucción del tejido nacional. Su presencia en el Zulia y la disponibilidad de su novela en una librería emblemática como Europa, revitaliza el debate cultural en la región y refuerza el papel que puede jugar Maracaibo como epicentro de pensamiento democrático.
La entrevista con Juan Carlos Fernández no solo mostró la lucidez de Ochoa Antich, sino que sirvió como una pieza de reflexión que debería ser revisada por quienes realmente desean un país reconciliado, productivo y libre. En momentos donde el ruido de la polarización y las consignas vacías saturan el espacio público, voces como la suya invitan a pensar con calma, a leer con profundidad y a actuar con visión de futuro.
Quienes han seguido la trayectoria de Ochoa Antich saben que su apuesta no es nueva. Ha insistido por años en la necesidad de un centro político que no niegue al adversario, que construya sobre las diferencias y que recupere la política como arte del acuerdo. La marcha sin retorno no es solo una novela, es también una metáfora de esa Venezuela que necesita reencontrarse con su destino común.