Una noche de arte total estremeció recientemente al Teatro Baralt de Maracaibo, cuando la adaptación teatral del relato Informe para una academia, del escritor checo Franz Kafka, tomó vida en escena a través de una poderosa interpretación del primer actor zuliano José Luis Montero. La obra, dirigida y versionada por el investigador teatral Alfredo Peñuela, se presentó como un acontecimiento escénico que reconfigura el panorama cultural del Zulia en 2025.
La pieza, inspirada en el relato escrito por Kafka en 1917, plantea una situación tan absurda como profundamente humana: un simio, capturado en África y “domesticado” por hombres, ofrece un informe ante una academia científica en el que relata su proceso de conversión en un ser humano funcional, simplemente para lograr una “salida” a su cautiverio. La paradoja del mono que aprende a ser hombre pone en evidencia la violencia estructural de la civilización y las renuncias que conlleva el adaptarse a una sociedad que exige sometimiento para otorgar libertad.
Bajo esta premisa, José Luis Montero asumió el reto de representar a Pedro el Rojo con una entrega física, vocal y emocional que lo confirma como uno de los grandes talentos de la escena nacional. Durante más de 35 minutos continuos, sin pausas ni apoyos externos, Montero encarnó al simio con una expresividad que conmocionó al público. El manejo del cuerpo, la articulación del gesto y el dominio del espacio escénico se conjugaron para construir una actuación memorable, donde la animalidad es metáfora de la condición humana contemporánea.
El actor marabino no estuvo solo en escena. Le acompañaron el joven Andrés Brea, quien hizo su debut actoral tras haber iniciado su carrera en el mundo de la poesía, y el propio Alfredo Peñuela, quien asumió un papel menor como el empresario que dice ser dueño del simio. La inclusión de Kafka como personaje fue una decisión simbólica del director que permitió al espectador adentrarse en los mecanismos de la creación literaria y teatral, haciendo dialogar al autor con su criatura en escena.
La obra no solo cautivó por su contenido filosófico y su factura actoral, sino que también sirvió como plataforma para el anuncio de un nuevo proyecto cultural en la región: el Club del Teatro, iniciativa impulsada por Peñuela y Montero con la intención de dinamizar la actividad escénica en la planta física del Teatro Baralt. Este club se proyecta como un espacio de producción, formación y difusión artística, que buscará consolidarse como un semillero de propuestas teatrales de calidad, con visión crítica y compromiso estético.
El público asistente a esta función coincidió en señalar la profundidad emocional de la obra, que logra conectar con los dilemas más hondos del ser humano: la identidad, la libertad, el lenguaje, el poder, la domesticación. En un momento en que la cultura suele ser desplazada de las prioridades sociales, ver un teatro lleno, atento y conmovido ante una propuesta como Informe para una academia resulta un gesto esperanzador.
El montaje, aunque breve en duración, permanece largo en la memoria. Cada segundo del relato fue vivido con intensidad. La obra no busca únicamente representar, sino despertar al espectador. Es un llamado a mirar nuestra humanidad desde otros ojos, acaso desde los ojos de Pedro el Rojo, ese simio que tuvo que renunciar a su esencia para ganar un lugar entre los hombres.
La grabación audiovisual del espectáculo ha comenzado a circular en plataformas digitales, permitiendo que más personas puedan acercarse a esta experiencia estética. Sin embargo, como bien recordaron los organizadores al cierre de la función, nada supera el acto presencial de asistir al teatro y ser testigo del arte en su dimensión más viva.
El Maracaibeño celebra este hito del teatro zuliano y se une al clamor del público: que esta obra vuelva pronto a los escenarios de la ciudad. Porque en tiempos de oscuridad, el teatro sigue siendo uno de los faros que nos ayuda a mirar lo invisible.