En la memoria cultural del Zulia, el nombre de Américo Darío Gollo Chávez ocupa un lugar de reconocimiento profundo y complejo. Nacido en Cuicas, estado Trujillo, el 3 de noviembre de 1938, y fallecido en Maracaibo el 10 de mayo de 2024, su vida fue un ejercicio constante de pensamiento, creación, rebeldía y lucidez. Hombre de letras, filósofo, profesor universitario, funcionario público, y por sobre todo, un crítico agudo y apasionado del devenir cultural y político del país, Gollo representa una de las voces más singulares y persistentes del pensamiento zuliano contemporáneo.
Licenciado en letras por la Universidad del Zulia en 1969, Gollo se formó académicamente en Venezuela y Europa, obteniendo una maestría en Educación Superior (LUZ, 1973), un doctorado en Filosofía en Hungría y un posdoctorado en Estética en la entonces República Federal Alemana (1979). Este bagaje lo convirtió en un intelectual de perspectiva amplia, capaz de leer la realidad desde lo simbólico, lo político, lo ético y lo poético, fusionando disciplinas y cruzando fronteras.
Desde sus cátedras en la Facultad Experimental de Ciencias y luego en la Facultad Experimental de Arte de LUZ, formó generaciones de estudiantes a través de un pensamiento crítico que no admitía complacencias. Fundador de la Facultad Experimental de Arte junto a Víctor Fuenmayor y Andrés García, fue también su primer decano. Su visión de la cultura como dimensión transversal al desarrollo humano se tradujo en múltiples iniciativas académicas, editoriales y sociales, entre ellas su gestión como secretario de Cultura del estado Zulia (1993-1994), en la gobernación de Lolita Aniyar de Castro.
Escribió con pasión, desde la academia y desde el periodismo. Durante años, sus columnas en el diario Panorama sacudieron las conciencias por su valentía y crudeza. Su estilo directo, a veces irónico, otras veces contemplativo, siempre interpelaba al lector, incluso a aquel que no compartía sus posturas. Sus libros como Cuatro variaciones de nuestra consciencia, Conducta religiosa y conducta pública de finales de siglo y Kon fe-Fusiones son ejemplo de su compromiso con una escritura que no solo analiza, sino que transforma.
Su voz se hizo incómoda para los poderes de turno, sin importar su color político. En una entrevista de 1990 afirmaba sin titubeos: “los políticos del país me dan asco”, dejando claro que su crítica no era coyuntural, sino estructural. Fue también un activista intelectual que defendió el rol de la universidad pública como centro de pensamiento libre, proponiendo una reforma académica que incluyera al pensamiento artístico como componente del saber científico y humanístico.
En reconocimiento a su labor, fue distinguido con el Premio Regional de Literatura “Jesús Enrique Lossada”, mención ensayo (1993), la Orden “Dr. Humberto Fernández-Morán” en su única clase (2024), y fue investido como Doctor Honoris Causa por la Universidad del Zulia en 2023, además de ser profesor emérito de esa casa de estudios.
Su partida física, el 10 de mayo de 2024, marcó una pausa sentida en la vida cultural del Zulia. Las exequias, realizadas en la Iglesia San Alfonso, congregaron a académicos, estudiantes, autoridades universitarias y regionales, en un acto que más que despedida, fue afirmación de su legado. Porque Américo Gollo no ha muerto: su pensamiento sigue desafiando las estructuras del poder, sigue sembrando dudas fértiles, sigue alentando el ejercicio pleno de la libertad intelectual.
Hoy, desde estas líneas, El Maracaibeño Cultural rinde tributo a este hombre que pensó al Zulia con pasión y sentido crítico, que soñó una región más justa, una universidad más audaz, un país más consciente de su ser profundo. Su palabra no se disuelve en el viento; permanece como una brújula ética y estética para los tiempos que vendrán.