El histórico Teatro Baralt, joya patrimonial y emblema de la cultura zuliana, volvió a ser escenario de una jornada que trasciende las tablas y se inscribe en la memoria colectiva de la ciudad. El pasado martes 25 de febrero, la reconocida academia integral de artes Titilar alzó el telón para llevar un mensaje urgente y necesario: la prevención del acoso escolar, a través de la puesta en escena de Fugados: el recreo, bajo la dirección del maestro William Quiroz y con dramaturgia del destacado escritor Heberto Pacheco.
Más de 500 niños y adolescentes, provenientes de las instituciones educativas Colegio Altamira, Las Mercedes, Villa Mérici y Rubén Suárez, ocuparon las butacas del teatro, expectantes ante lo que sería mucho más que una simple función teatral. Con el sello característico de Titilar, que ha sabido conjugar a lo largo de los años la formación artística con la sensibilidad social, los jóvenes talentos se adentraron en un patio escolar que cobró vida a través de juegos, risas y canciones, pero también se tornó en un espacio donde el acoso psicoemocional, físico y verbal se manifestó ante los ojos atentos de los presentes.
El montaje se desplegó con una frescura admirable, hilando con inteligencia escenas cargadas de humor, baile y música, recursos que lejos de banalizar la problemática, sirvieron como vehículo para acercarla de manera comprensible y sensible al público infantil y juvenil. La magia teatral permitió que los espectadores, niños y adolescentes, pudieran identificarse con los personajes y las situaciones, reconociendo así la gravedad de una realidad que muchas veces se oculta tras silencios dolorosos.
Cada escena, minuciosamente construida por el maestro Quiroz y su equipo, evidenció las distintas manifestaciones del acoso escolar, y más importante aún, sus consecuencias emocionales, que en muchas ocasiones terminan por marcar de forma profunda a quienes las padecen. La obra no solo denunció, sino que sembró valores: la importancia del respeto, la solidaridad, la escucha activa y la no exclusión, elementos esenciales para la convivencia escolar y humana.
Al finalizar la función, el Teatro Baralt, con la solemnidad y calidez que lo caracteriza, fue testigo de un gesto profundamente significativo. El maestro Quiroz, junto al comprometido elenco de Titilar, otorgó certificados de participación a cada una de las instituciones educativas asistentes, reconociendo no solo su presencia sino su disposición a ser agentes de cambio dentro de sus comunidades estudiantiles.
El esfuerzo de la academia Titilar no puede más que aplaudirse. Su vocación formativa y su compromiso social se renuevan en cada proyecto que emprenden, dejando claro que el arte, más allá de entretener, tiene la capacidad de transformar realidades. Esta presentación no solo fue una clase magistral de teatro, sino una lección de humanidad.
El Teatro Baralt, una vez más, se erige como bastión de la cultura y la educación zuliana, ratificando su compromiso con el bienestar de la niñez y la juventud de la región. En un contexto donde la prevención del acoso escolar se vuelve cada día más urgente, acciones como las de Titilar y espacios como el Baralt se convierten en faros que iluminan el camino hacia una sociedad más justa, respetuosa y humana.