El pasado jueves 14 de noviembre, la sala baja Sergio Antillano del emblemático Teatro Baralt se transformó en un espacio de magia y tradición con el 5to Encuentro de Narración Oral, presentado por el grupo Mambrú. La actividad, liderada por el reconocido narrador y artista Romer Urdaneta, cautivó al público con historias que evocaron la fuerza ancestral de la palabra hablada, recordando el valor de la narración como una práctica cultural y colectiva.
La velada inició con un performance inspirado en la historia bíblica de Caín y Abel, una poderosa interpretación que ofreció al público una reflexión profunda sobre el perdón y el olvido. La puesta en escena, cargada de simbolismo, marcó un inicio impactante para una noche repleta de emociones y enseñanzas.
Historias que conectan
Uno de los momentos más destacados fue la participación de Henry Gil Cedeño, quien presentó su relato La casa de Juancho García. Con su narrativa, logró transportar a los presentes a un universo íntimo y evocador, consolidándose como una de las actuaciones más memorables de la noche.
Sin embargo, la esencia comunitaria del encuentro brilló cuando los espectadores fueron invitados a compartir sus propias historias. Este acto transformó a los asistentes en protagonistas, celebrando la narración como un arte vivo que une generaciones y experiencias.
El legado de Mambrú
El grupo Mambrú, comprometido con la preservación y difusión de la narración oral, continúa consolidándose como un referente cultural en la ciudad. Este 5to Encuentro reafirmó su objetivo de mantener viva una tradición que nos conecta con nuestras raíces y nos invita a soñar a través de las palabras.
El Teatro Baralt, un ícono de la cultura zuliana, fue el escenario ideal para esta velada, que no solo destacó el talento de los narradores, sino también el poder transformador de la palabra cuando es compartida en comunidad.
Desde El Maracaibeño – Periódico Cultural de Maracaibo, celebramos esta iniciativa que no solo rescata la tradición oral, sino que también refuerza el espíritu colectivo y creativo de nuestra ciudad. Una vez más, Mambrú nos recuerda que las historias tienen el poder de inspirar, conectar y transformar.
Mientras haya historias que contar y oídos dispuestos a escuchar, la magia de la narración seguirá viva.