El domingo 10 de noviembre, la Academia de Danzas Adagio ofreció un espectáculo que dejó una huella imborrable en el corazón de todos los asistentes. La gala titulada Sempiterno fue una verdadera muestra del talento, la pasión y el compromiso de los jóvenes bailarines y sus coreógrafos, quienes se entregaron en cuerpo y alma para brindar una velada memorable en la gran sala, que estuvo abarrotada por un público entusiasta y emocionado.
Desde el inicio, Sempiterno dejó claro que sería un evento lleno de emociones, con una propuesta artística diseñada para celebrar la cultura, la identidad y la historia a través de la danza. En esta ocasión, los bailarines de la academia no solo ofrecieron un despliegue de talento, sino que también invitaron a reconocidos artistas y compañías de danza a compartir escenario, enriqueciendo la noche con estilos diversos y técnicas de alto nivel.
La gala comenzó con la coreografía titulada Retrato de antaño, interpretada por los grupos de nivel infantil y juvenil de la academia. Esta primera puesta en escena fue un homenaje a las raíces y tradiciones, llevándonos a una época pasada con movimientos delicados y precisos que evocaron nostalgia y encanto. La interpretación de los más jóvenes fue recibida con cálidos aplausos, resaltando el esfuerzo y la dedicación de los nuevos talentos en cada paso y giro.
La segunda parte del evento giró hacia el apasionante mundo del flamenco, con la coreografía Rumbas flamencas. Los bailarines, ataviados con el vestuario característico, ejecutaron la rutina con una energía vibrante y una fuerza emocional que cautivó a todos los presentes. La mezcla de taconeos, palmas y gestos cargados de intensidad llenó el ambiente de un aire de pasión y de conexión con las raíces andaluzas, haciendo que el público se sumergiera completamente en el ritmo y la cadencia del flamenco.
Sin embargo, uno de los momentos más especiales de la noche llegó con la sección dedicada a las danzas folclóricas venezolanas. La academia presentó una serie de coreografías que capturaron la diversidad cultural de los distintos estados de Venezuela, con obras como Venezuela es Lara y Llano en llamas. Estas piezas reflejaron la esencia de la identidad venezolana y mostraron la riqueza del folclore, fusionando elementos de la tradición y el estilo moderno de la academia. El uso de vestuarios coloridos y la precisión en cada uno de los movimientos resaltaron la dedicación y el respeto de la academia por las raíces culturales del país.
Los invitados especiales de la gala contribuyeron significativamente al despliegue artístico de la noche, sumando una variedad de estilos que enriquecieron el espectáculo y atrajeron la atención del público más joven. Las interpretaciones de danza contemporánea, urbana y árabe aportaron una frescura y dinamismo que complementaron a la perfección el enfoque tradicional de la academia, dejando en claro la versatilidad y la amplitud de los estilos que se pueden disfrutar en el arte de la danza.
Como broche de oro de Sempiterno, la Academia de Danzas Adagio presentó la coreografía Pasión por mi llano, una obra que resonó profundamente entre el público por su carácter nacionalista. Esta última interpretación fue un canto a la belleza del llano venezolano, donde los bailarines plasmaron en escena la esencia y el orgullo de la tierra llanera. Con movimientos amplios y llenos de vigor, y una música que evocaba el sonido característico de la región, los artistas lograron crear una conexión íntima con el público, que desbordó en aplausos y ovaciones.
La gala Sempiterno de la Academia de Danzas Adagio no solo fue un espectáculo de gran calidad, sino también un recordatorio de la importancia de la cultura y la danza como elementos de identidad y cohesión social. Cada una de las presentaciones logró transportar a los espectadores a distintos lugares y épocas, haciendo de la noche un viaje inolvidable.
La Academia de Danzas Adagio reafirma con este evento su compromiso con la formación de nuevos talentos y la promoción del arte y la cultura. Sempiterno no solo consolidó a la academia como un referente en el ámbito de la danza, sino que también sembró en cada espectador la semilla de la apreciación por el arte y el orgullo por las tradiciones.