“SIEMPRE NOS ESTAMOS RIENDO DE ALGUIEN”

Por María del Rosario Goñi

Horacio Rafart es actor y director. En 1992 creó la compañía teatral La Cuarta Pared. Nacido hace 62 años en CABA y platense por adopción. Se ha formado en arte dramático en la Escuela de Teatro y de forma autodidacta.El encuentro se realizó en la ciudad de La Plata el 11 de octubre de 2024, en ocasión de su reciente llegada de su gira colombiana que cosechó 25 funciones en dos meses. La entrevista aspira a una indagación sobre su obra teatral en formato unipersonal,Joker, adaptación propia de la película homónima (Todd Phillips, 2019). Horacio encarna a uno de los personajes más icónicos y cautivantes de la narrativa audiovisual en transposición teatral.

Junto a Guillermo Ale (el director) adaptaron el personaje representativo de la maldad según el cómic pero Uds. se han distanciado considerándolo un héroe social ¿Por quéJoker? ¿Qué te atrapó de ese personaje?

Yo no veo películas, no veo comics, no vi Batman ni ninguna película de superhéroes. Como no vi los otros jokers, no estaba intoxicado. Yo lo vi del lado de la sociedad que nos despoja, me vi reflejado. Es un símbolo. Si bien tomamos la historia de la película, después buscamos despegarnos porque queremos dejar bien marcado que ya no es ese superhéroe de historieta, sino que esto nos pasa a nosotros. Y más después de la pandemia, que estábamos desolados, se vieron todas las miserias humanas, el robo de insumos, los negociados. Nuestra patria se hizo con violencia. ¿A quién va dirigida esa violencia? Agarramos el personaje y las problemáticas. Fuimos armando todo el texto. Esas palabras que salen de lo que está sintiendo el personaje.

¿Tuviste la oportunidad de observar a personas con afecciones en su salud mental? En definitiva, ¿cuál fue tu inspiración para componer el personaje?

El trabajo fundamental siempre es observar. Las cosas están afuera. Nosotros hicimos, a lo largo de la historia del grupo, un montón de funciones, en cárceles, en neuropsiquiátricos, y siempre íbamos con un grabador, tomábamos notas. Luego trato de transportar todo eso por dentro, en mi cuerpo, tener una vivencia similar. Presté atención a todo lo que me decían estos tipos para entender la lógica del razonamiento y, también, a un montón de patologías. Nos pusimos a estudiar qué es lo que nos generan esos medicamentos psiquiátricos. Esto aplaca acá, esto nos pega allá, para ver la capacidad de disparo que tiene el tipo. A mí me sirve como método de actor. Y, después, cuando hago un personaje, es alguien que yo conozco. Le pongo la intención. Esa rotura. Tratar de sentir significa que te tenés que entregar a un montón de cosas y te tenés que olvidar de tu vida. Es denso. Trabajás en la mierda, por lo general, buscando vestigios de humanidad. Hay gente a la que se le explota la barrera social. A este tipo le sacaron la falopa como nos pasa ahora ¿A dónde se van los medicamentos para los locos?, ¿Y los locos? No hay donde internarlos y se quedan en la calle. Si bien es un trabajo de arte quiero que sirva para algo, que no sirva sólo para decir: ¡qué bien que labura el flaco! Yo les quiero dejar el problema adentro. No quiero que la gente se vaya a divertir. Busco a través del arte hallar esos pedacitos de humanidad. Ya no me paro más para que me miren, yo me paro para que me escuchen.

Quienes hemos visto la obra apreciamos tu enorme destreza. ¿Cómo se administra la energía para responder a la exigencia de un personaje que pasa por tantos estados emocionales en breve tiempo?

El personaje es bipolar; entonces, dijimos: hagamos una obra bipolar. Fue complicado engarzar esos cambios de estado, porque también comprometía mi situación emocional. Porque yo no voy a hacer que lloro, a mí, si me pasa algo, lloro. Yo trabajo hasta buscar la emoción. Termino tan vacío, agotado. Cuando termino necesito silencio, estar solo. Entonces fue mucho entrenamiento de cambio. Y equivocarnos. Es más, todavía la obra sigue mutando, tanto desde lo físico como desde lo actoral.

Seguro habrás percibido la respuesta del público en las funciones, se ríen mucho. ¿Creés que el humor permite una apertura para reflexionar sobre los temas que convocaJoker?

Lo que yo digo al comienzo de Joker es: “siempre nos estamos riendo de alguien”. Para mí, más que nunca necesitamos reírnos en medio de esta tragedia. La risa descomprime. Yo me doy cuenta de que atravieso un momento recontra dramático y salgo con algo de risa y la gente explota. Ahí advertís que las personas, con todo lo que está pasando, son una olla a presión. La risa es una excusa para que no te destruya este mundo en que vivimos. Para que no te quedes con toda la mierda adentro. Es una estrategia vital. Y, también, la risa es una manera de engañar que se usa para que piensen “esto es mierda”. El público cuando ve mucho drama, se empieza a bajar. Vas cortando eso con humor, lo aflojás y ya retiene la información de la historia. Tiene que ser un sube y baja para despertarlos, si no se adormecen.

¿Por qué pensás que en los tiempos actuales el espectador, tanto de teatro como de cine, empatiza con los personajes perdedores, quebrados o malos, los antihéroes?

Porque yo creo que hay gente que se identifica con ellos. Es la primera vez que Hollywood pone a un héroe como perdedor. ¡Eso me encantó y me llamó muchísimo la atención! Mostraron a los pobres, los desposeídos, los que dormían en la calle. Nuestra sociedad ahora está totalmente intoxicada con el tema de la información. Ya no sabemos qué es verdadero y qué es mentira. La verdad dura diez segundos y la mentira lo mismo. Los motivos por los que hago teatro son para poder hablar, porque eso que pasa me duele. Más que actor, me considero artista. Fui aprendiendo con la praxis a no traicionarme.

¿Qué mensaje creés que nos deja tu versión delJoker, qué cuestiona de esta sociedad y de este tiempo histórico que transitamos?

El texto lo pusimos nosotros e iba con toda la intención de decir justamente lo que queremos. Hay una parte, hacia la mitad de la obra que habla sobre salvarse. ¡Palabra de mierda que nos metieron en la cabeza, eso de “salvarse”! ¿Quién se va a salvar solo? Acá no nos salvamos solos. Ahora nos están dejando sin salud, sin educación. Imaginate al Joker dejándolo sin las cosas que necesita. Es una cuestión de vida o muerte. ¿Y cuál es el límite para pelearlo? Eso lo van decidiendo los pueblos en su momento. La coyuntura va tirando un montón de formas, pero las formas de la violencia las genera el sistema. En el final de Joker yo digo que “a la sociedad la formamos nosotros con nuestro odio, con nuestros discursos, con nuestro comportamiento y después somos auto-fagocitados por lo que construimos”. Joker explota cuando ya no tiene nada más que perder. Entonces, la gente, cuando no tiene nada más que perder, sale a jugarse la vida. Siempre buscamos un héroe ¿Y qué es un héroe? Es alguien como vos, como yo, pero, también, los héroes son los que se animan a hacer lo que yo no me animo a hacer.

¿Creés que la ocultación del crimen que propone la puesta amplía la expectación al dejar fuera de campo lo violento?

En teatro buscamos mucho el tema del símbolo, la metáfora. Lo que queremos hacer es tirar puntas, por eso siempre buscamos lo minimalista y lo simbólico para que te dispare a la imaginación: “Tomate el trabajo de pensar”. Yo creo que el teatro tiene que dejar preguntas, no dar respuestas. Cuando nosotros empezamos con la Cuarta Pared en los ‘90 hacíamos mucho teatro político y nos decían que éramos el grupo que le cagaba la pizza a la gente. Está bien, era crudo y panfletario, pero era una época. Después empezamos con las sutilezas, aprendimos a borrar el realismo. Estamos decididos a dejar cierto tipo de ideas. Entonces, ahí, con el veneno, tenés que ser más prudente. Guille [Guillermo Ale] le hace reportajes al público y la gente habla de todo lo que siente. Había una nenita, de unos 12 años, que nos dijo: “Gracias a esta obra yo ahora empecé a entender a mi mamá”, y empezó hablar de la mamá que era bipolar; la nenita estaba hablando mejor que un adulto. Y eso, para mí, es un regocijo.

Imagenes: La cuarta pared

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El 1 de octubre de 2017, El Maracaibeño dio un paso importante al transformarse en un diario digital, convirtiéndose en el primer periódico de la ciudad enfocado exclusivamente en la cultura. Con su nueva versión digital, adoptó el lema “Periódico Cultural de Maracaibo”, extendiendo su alcance a todo el país.

Este periódico es una propuesta respaldada por la Asociación Civil Movimiento Poético de Maracaibo, que busca fomentar un periodismo cultural que contribuya a la construcción de una nueva ciudadanía cultural en la región. El Maracaibeño se posiciona como un vehículo para llevar las noticias más relevantes de la cultura, desde críticas de arte hasta crónicas y ensayos, cubriendo así una amplia gama de expresiones artísticas.

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