Seguimos con nuestra serie sobre el arte en la decoracióny, tras tocar la pintura y la escultura, lo retomamos con la fotografía.
Mucho más reciente como recurso por razones obvias, el uso de la fotografía en decoración se suele asociar al estilo contemporáneo. Nos la imaginamos en grandes lofts, en interiores minimalistas o en espacios en blanco y negro. Sin embargo, aunque estas son efectivamente las aplicaciones más comunes, la fotografía en decoración puede usarse de múltiples maneras.
La primera, como vimos en un post reciente, en murales fotográficos. Grandes paredes viniladas con fotografías normalmente de naturaleza que necesitan de cierta distancia para apreciarse.
También puede emplearse enmarcada en grandes dimensiones, habitualmente sobre un sofá o sobre un muro limpio y vacío. Al igual que cuando hablábamos de pintura, el marco puede ser grueso o fino, blanco, negro o a color, puede llevar como protección un vidrio mate o brillo y emplear o no un passepartout que haga de marco adicional.
Por supuesto también puede dejarse sin marco e imprimirla en los más diversos soportes, desde un simple cartón pluma hasta lienzos o textiles, como cortinas o cojines. No obstante, para que la fotografía artística se aprecie bien, lo ideal es que vaya impresa en papel fotográfico, y como obra de arte que es se le dé un papel protagonista en salones, vestíbulos o dormitorios.
La colocación de las obras fotográficas es parecida a la pintura: por ejemplo, se puede colocar una fotografía de grandes dimensiones sobre el sofá para decorar el salón, o sobre la cama el dormitorio a modo de cabecero, podemos colocar varias en serie para el pasillo o recibidor, apoyarlos sobre la chimenea o sobre el suelo en diferentes tamaños, o jugar con la colocación de pequeñas instantáneas enmarcadas y realizar algún tipo de juego visual o cuadrícula original. La fotografía también aporta un efecto especial si se coloca en baños o cocinas, ya que suele utilizarse menos en estos espacios y por tanto resulta más impactante.
El motivo fotográfico puede ser de lo más variado: Desde retratos artísticos (propios o de familiares) hasta rostros de personajes famosos, paisajes, ecuestres o de estudio (detalles de objetos cotidianos)… La fotografía es plenamente creativa y por tanto dependerá de la originalidad del fotógrafo el que la obra capte de forma inmediata la atención o pase más o menos desapercibida en el conjunto de la decoración.
A diferencia de la pintura, que tiende a aportar color a la estancia, la fotografía artística suele emplearse más en blanco y negro o en tonos sepiay en cuanto a estilos, aunque siempre aporta un toque contemporáneo, los avances en el retoque fotográfico hacen que esta disciplina artística pueda encajar en cualquiera de ellos, pues puede dársele una pátina desgastada o envejecida, crear efectos, veladuras, etc… Una opción muy interesante es combinar la fotografía moderna con un interior muy clásico, o bien utilizar filtros o efectos que conviertan la fotografía en casi una pintura y colocarla en un interior vanguardista.
Como de costumbre, os dejamos unos cuantos ejemplos del empleo de la fotografía en la decoración para inspiraros.