Estas declaraciones de Greta Thunberg reflejan el verdadero espíritu del capitalismo. Ha creado una fundación para «canalizar ingresos de derechos de autor, donaciones, royalties o premios, y pagar impuestos». Bien hecho. Cuando le expliquen el sistema de pensiones o la deuda pública se va a convertir en la Ayn Rand del siglo XXI.
Estas declaraciones de Greta Thunberg, la adolescente activista del cambio climático, reflejan el verdadero espíritu del capitalismo:»Os puedo asegurar que ni el resto de activistas de la huelga escolar por el clima ni yo estamos interesados en lo más mínimo en las marcas registradas. Pero, lamentablemente, es algo que tenemos que hacer».
No. No es importante que esté interesada en las marcas registradas o que tenga afán de lucro. Es tan repetable querer ser millonario como no querer serlo. Lo relevante es la libertad de elección. Ella quiere preservar la propiedad privada de su nombre y de su inspiración, el movimiento «Fridays for Future«. Hasta ahí llega su interpretación de la propiedad privada.
Ella y su familia han creado una fundación para «canalizar ingresos de derechos de autor, donaciones, royalties o premios, y pagar impuestos». Bien hecho.
Esto es capitalismo: el sistema económico que te ofrece una amplia variedad de instituciones que te permitan trazar el camino por el que quieres alcanzar tus metas, de acuerdo con los valores que defiendes.
¿Por qué suena tan raro lo que estoy diciendo? Porque, por desgracia, la sociedad entiende por capitalismo el sistema que protege a empresas, normalmente grandes, que se asocian, bien de manera transparente o bien por debajo de la mesa, con los poderes públicos, estatales, regionales, locales o supranacionales, para lograr privilegios que les permitan dominar una mayor cuota del mercado, tener un mayor poder.
Estoy con Greta cuando, según leo en El Español, busca una manera de evitar que haya individuos o empresas que utilicen su imagen, su nombre y se asocien con su movimiento sin estar, sin embargo, «alineados con sus valores». A mí me gustaría que quienes dicen defender a la mujer, la naturaleza o la libertad, estuvieran alineados con esos valores y no trataran de sacar dinero y poder de esas causas.
Al estarregistrado lo que en economía se llama «su activo específico», podrá emprender acciones legales contra ellos. El recurso a las instituciones judiciales para preservar la propiedad privada es la máxima expresión de capitalismo liberal, desde Adam Smith hasta nuestros días.
¿Que hemos hecho tan mal para que no sea evidente que hasta Greta, que abomina del «sistema», que nos espeta «nos habeis robado nuestra infancia, cómo os atrevéis«, está caminando por la senda capitalista? Hemos olvidado la máxima de Smith según la cual, allá donde haya dos o más empresarios reunidos, es seguro que están conspirando contra el consumidor. En la defensa de la libertad de empresa hay que hacer más hincapié en la libertad, y menos en la empresa, cuyo destino debe ser competir en un mercado abierto.
El día que le expliquen a Greta Thunberg en qué consiste el sistema de pensiones de reparto o el gigantesco problema de deuda pública y las repercusiones en las generaciones futuras, esta niña se nos va a convertir en la Ayn Rand del siglo XXI.