En una entrañable entrevista conducida por el periodista Napoleón Bravo, el poeta, editor y activista cultural zuliano Luis Perozo Cervantes compartió detalles íntimos de su vida familiar, su trayectoria literaria y sus reflexiones sobre la escritura y la cultura venezolana. El encuentro estuvo marcado por una complicidad afectuosa y una profunda admiración mutua.

“Napoleón, siempre es un inmenso, inmenso placer conversar contigo. Tú no sabes toda la admiración que siento por ti”, fueron las palabras de apertura de Perozo, quien confesó que en su adolescencia sus mañanas de liceísta estaban marcadas por el mítico programa 24 Horas con Napoleón Bravo.

Un apellido con historia

Interrogado sobre el origen de su nombre, Luis relató una curiosa historia familiar: “Ese apellido vino posiblemente de algún descendiente árabe que bajó por la costa colombiana en los años 1700, en comunidades ya cristianizadas que asumieron el apellido Cervantes y se establecieron en un pueblo llamado Soledad”. De ese enclave surgió su abuelo, quien emigró a Venezuela en 1961, impulsado por una crisis personal y la esperanza de un nuevo comienzo: “Mi abuelo entró con visa de trabajo durante el gobierno de Raúl Leoni, gracias a que era carpintero. No vino por caminos verdes, como después lo hizo mi abuela, que lo persiguió”.

Padres, poesía y resistencia

Una de las secciones más conmovedoras de la entrevista fue el homenaje que Luis rindió a sus padres. A partir del poema “Desde 1967 he sido derrotado por los acontecimientos…”, Bravo preguntó qué le había ocurrido el día en que escribió esos versos. Perozo reveló: “Ese poema está inspirado en mi papá. Él nació en 1967 y vivió solo 44 años. Fue una especie de biografía de su alma”.

Luis narró con crudeza y ternura el proceso de deterioro físico que vivió su padre por culpa de la insuficiencia renal y cómo, pese al dolor, siempre eligió la vida: “Él decidió no echarse a morir. Estuvo 11 años en diálisis. Aprendí que la vida hay que vivirla hasta el último momento”.

De su madre, también destacó una lección fundamental: “Mi mamá pasó de ser ama de casa callada a ser una mujer valiente, trabajadora, indomable. Nos sacó adelante en medio de una tragedia”.

Disciplina, inspiración y poesía

Sobre su proceso de escritura, Luis reflexionó: “Hay que escribir poesía como los novelistas escriben novelas. Tener disciplina de escritura, hacer versiones, tachar lo que no sirve. Lo decía Kipling: uno se convierte en escritor cuando empieza a tachar”.

Recordó también la influencia del poeta Carlosemar Pérez, quien le enseñó que la inspiración es apenas el comienzo del trabajo literario. “Ese libro tan voluminoso que ves es solo lo que quedó después de desechar tres o cuatro veces más contenido”.

Poesía venezolana: el secreto mejor guardado

Consultado sobre sus poetas favoritos, Perozo no dudó en hacer una defensa apasionada de la poesía nacional: “La poesía venezolana es el secreto mejor guardado de América Latina”. Mencionó a María Calcaño, Yolanda Pantin, Armando Rojas Guardia, Alfredo Chacón, y también a Rafael Cadenas, “quien ha hecho que se vea un poco más de lo que significa la poesía venezolana”.

La forma de lo informe: una vida en versos

Bravo mostró en cámara el libro La forma de lo informe, a lo que Luis explicó: “Recoge 18 libros de poesía. Es mi poesía reunida. Tiene un apéndice crítico y un prólogo que escribió Armando Rojas Guardia. Estoy eternamente agradecido por eso”.

El libro está disponible en Amazon, gracias a lo cual pudo ser enviado directamente al hogar del periodista. Además, Perozo confirmó que tiene otros títulos también disponibles, como Mi papá pinta poemas —un relato ficcional sobre el legado paterno—, libros de historia, ensayos, y está en proceso una novela histórica basada en el mito del tesoro oculto que dejó Henry Morgan en Maracaibo.

Música, migración y futuro

Luis confesó su predilección por Joaquín Sabina, especialmente por temas como Los conductores suicidas y ¿Quién me ha robado el mes de abril?, que considera “hermosas canciones sobre la tristeza y la soledad”.

Al final, compartió una pincelada de su vida personal: “Tengo dos hijos, que están en Estados Unidos con su mamá. Es parte de la angustia migratoria que se vive, pero espero que puedan seguir disfrutando de la calidad de vida que ese país les ofrece”.

Y concluyó con un llamado a la acción: “En Venezuela hay quienes se lamentan, y hay quienes salimos todos los días a buscar qué hacer para hacer de Venezuela un lugar mejor. Aunque no estemos de acuerdo con los bichos que gobiernan, tenemos que reinventarnos y siempre dar lo mejor de lo que somos”.