Por Silvia J. R. González
La Inquietud, de Maria Marchi. Dirección: Rodrigo Cárdenas. Con Lautaro Disi, Mucio Manchini, Lourdes Mansilla, Román Puente y Sofía Schiappapietra. En Tadrón Teatro. Niceto Vega 4802, CABA. Funciones: Domingos 18:00hs.
“Chéjov escribió como diciendo nada. Y dijo todo”.- Eduardo Galeano
María Marchi es la autora de esta obra basada en La Gaviota de Chéjov. La dramaturga y actriz lleva varios años estudiando y analizando al creador de la nueva técnica, a la cual llamó “acción indirecta”, donde las acciones transcurren fuera del plano escénico, lo cual hace subrayar las emociones y sentires de los personajes, con sus monólogos cargados de sentido. En esta relectura de aquel clásico universal, se mantiene la función metalingüística, donde los códigos teatrales permiten representar una obra dentro de otra. De esta forma, como si fueran círculos concéntricos, los personajes de La Gaviota, escrita por Chéjov, son representados por los personajes de La Inquietud,creada por Marchi, demostrando que las problemáticas humanas se traspolan de un siglo a otro sin resolución.
La trama se basa en el ensayo de la obra. Los personajes son arquetipos de un grupo de artistas que buscan dar lo mejor de sí en el escenario. Los une la pasión por el teatro, pero además forman parte de una concatenación de amores no correspondidos.
Diferentes temas universales son abordados sin ofrecer respuestas, solo se proponen preguntas: la vocación, los mandatos, el divismo, los fracasos, los miedos, o la aceptación de la mirada propia y la del otro. Por último, se plantea esa dualidad permanente de intentar determinar que es más valioso entre lo tradicional ya aceptado o lo experimental y nuevo. Con respecto a este último tópico, la tensión entre los personajes del escritor consagrado y el dramaturgo emergente toma fuerza y se transforma en el eje de la obra.

La escenografía es minimalista, pero eficaz. Como la acción transcurre en un living, cuando se necesita escenificar otra locación, el director Rodrigo Cárdenas usa la representación de los actores, que se transforman en árboles y botes. Este recurso aliviana la atmósfera amenazante del eventual drama.
Muy acertado el trabajo de Vanesa Abramovich en la elección de la paleta de colores para el vestuario. En los primeros actos, los colores pasteles, en el gradiente del ocre, subraya la situación de unidad en los personajes. Para las escenas finales, el color morado es el que prima, anunciado el desenlace.
En el escenario, un elenco equilibrado acompaña a Marchi: Lautaro Disi, Mucio Manchini, Lourdes Mansilla, Román Puente y Sofía Schiappapietra. Juntos en este juego teatral, buscan reflexiones sobre la creación artística. Para concluir, La Inquietudes una muy buena propuesta para asomarse al universo realista-naturalista chejoviano, donde los personajes comunes son retratados con sus aflicciones, deseos y sentimientos.
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