Desde los salones de clases hasta las plazas de barrio, la gaita zuliana vuelve a resonar con fuerza gracias a la labor incansable de Fundagraez, institución dedicada a la preservación del folclor zuliano, que actualmente desarrolla una primera fase de visitas formativas a escuelas del estado Zulia, con el firme respaldo de la Gobernación Bolivariana del Zulia y su Secretaría de Cultura.
En este contexto nace y crece la agrupación Juveniles de la Gaita, proyecto comunitario que forma parte de la red cultural impulsada por Fundagraez y que tiene su sede en la parroquia Coquivacoa del municipio Maracaibo. Allí, cada semana, niños y jóvenes se forman musicalmente en el arte de la gaita, aprendiendo no solo a interpretar instrumentos, sino a comprender el valor identitario, histórico y emocional de este género autóctono que es alma sonora del Zulia.
Las visitas a las instituciones educativas forman parte de una estrategia pedagógica y cultural que busca sembrar el amor por la gaita desde las etapas tempranas del desarrollo, garantizando su transmisión intergeneracional. No se trata únicamente de enseñar ritmos o estribillos, sino de fomentar en los estudiantes un vínculo afectivo y consciente con la herencia cultural del pueblo zuliano.
Durante estas jornadas, los miembros de Juveniles de la Gaita ofrecen demostraciones musicales, talleres de percusión, canto e historia gaitera, acercando a los niños a los fundamentos de esta expresión que forma parte del Patrimonio Cultural de Venezuela. La receptividad ha sido extraordinaria: rostros curiosos, palmas que acompañan el ritmo, preguntas entusiastas y, sobre todo, una emoción que brota naturalmente cuando se reconoce lo propio.
Esta agrupación infantil y juvenil, más allá de ser una escuela de música, se ha consolidado como un espacio de encuentro, pertenencia y disciplina, donde los más jóvenes encuentran herramientas de crecimiento personal, autoestima y sensibilidad artística. La gaita, en este caso, no solo se escucha y se canta: se vive, se hereda y se defiende.
Desde Fundagraez, esta labor se enmarca dentro de un proyecto más amplio de rescate del acervo musical zuliano, apostando a la creación de núcleos comunitarios de formación gaitera en cada parroquia. El objetivo es claro: que cada rincón del Zulia siga vibrando al compás del furro, la tambora, el cuatro y la voz colectiva de su gente.
La parroquia Coquivacoa, cuna de los Juveniles de la Gaita, representa hoy un modelo inspirador de cómo la articulación entre comunidad, cultura y gobierno puede dar frutos concretos. En cada ensayo, en cada presentación escolar, en cada niño que aprende su primer golpe de tambora, se está construyendo un futuro donde la gaita no será un recuerdo, sino una llama encendida.
Desde El Maracaibeño Cultural, celebramos y aplaudimos estas acciones que consolidan al Zulia como una tierra donde la cultura no solo se honra, sino que se cultiva con orgullo, pasión y compromiso comunitario.