En el marco del segundo día de la VII Feria Independiente del Libro de Maracaibo (FILMAR), se presentó la segunda edición del libro Idelfonso Vázquez, un poeta olvidado, del historiador y cronista Jesús Ángel Semprún Parra. La actividad, que tuvo lugar en el Teatro Baralt, se convirtió en un acto de reivindicación literaria y memoria cultural, al poner en valor la figura de un autor que, pese a haber sido considerado uno de los grandes sonetistas del siglo XIX zuliano, ha sido invisibilizado en la historia oficial.
Durante la presentación, Luis Perozo Cervantes, presidente del Movimiento Poético de Maracaibo y conductor del acto, resaltó la importancia de la biografía como género literario poco cultivado en el país. “Para ser biógrafo hay que tener una cualidad que tiene Jesús Ángel: el rigor del historiador y la pasión del amante de la literatura”, expresó. En su intervención, reflexionó sobre la función narrativa de la biografía, afirmando que “no puede ser solamente un esquema de sucesos cronológicos, sino que debe ser una interpretación del biografiado y su contexto histórico”.
El libro sobre Idelfonso Vázquez es la segunda edición corregida y ampliada de un trabajo de años que Semprún Parra ha emprendido para sacar del olvido a figuras esenciales de la literatura zuliana. “Este libro es la consumación del oficio de Jesús como biógrafo”, dijo Perozo, quien además elogió el esfuerzo por rescatar a un poeta poco conocido cuya huella, sin embargo, permanece en espacios tan simbólicos como la Basílica de Maracaibo, donde se exhibe un poema suyo en mármol sin que la mayoría de los marabinos recuerde su nombre.
Carlos Ildemar Pérez, poeta y prologuista del libro, también tomó la palabra para destacar el valor de este trabajo biográfico como una forma de exhumación. “Esta biografía es una suerte de exhumación, un autor exhumado por el trabajo de un perito de la literatura regional”, afirmó. Resaltó, además, la honestidad del autor al no inventar pasajes desconocidos de la vida de Vázquez, pese a la tentación de ficcionarlos. “Jesús pudo haber ficcionado tanto la infancia como la etapa final de Vázquez, y no lo hace”, dijo Pérez, quien también subrayó el carácter mariano del poeta, su prestigio como sonetista y la curiosa anécdota de que uno de sus sonetos fue atribuido erróneamente al papa Pío X.
En un tono crítico y reflexivo, Pérez cuestionó la forma en que se ha construido la identidad regional sin un verdadero conocimiento de los personajes que la sostienen. “La literatura venezolana es completamente desconocida porque ya no se estudia, y lo que es peor, no se lee”, lamentó, al tiempo que valoró el compromiso de Semprún Parra con la recuperación de esa memoria. “Jesús Ángel no tiene fisuras en su amor por la literatura zuliana, y eso es algo que debería existir en cada estado del país”, agregó.
Finalmente, el propio Jesús Ángel Semprún Parra tomó la palabra para explicar las motivaciones detrás del libro y su proceso de investigación. “La idea que me motivó a escribir esta biografía es que Vázquez, siendo uno de los poetas más importantes del siglo XIX zuliano junto con Baralt y Yepes, no tenía una biografía completa”, explicó. Para reconstruir su vida, el autor recurrió a cartas, documentos del antiguo Colegio Nacional de Maracaibo, hemerotecas y, en especial, a los propios poemas del autor. “Fue un trabajo de arqueología de datos”, resumió.
Semprún Parra compartió además la intención de continuar con esta serie biográfica dedicada a figuras clave de las letras regionales. “Estoy en fase de investigación para emprender la escritura de una biografía sobre José Ramón Yepes”, adelantó. En ese sentido, anunció también la creación de una Cátedra Libre de Literatura Zuliana, que buscará institucionalizar el estudio de estas figuras y promover su lectura entre las nuevas generaciones.
La presentación concluyó con aplausos y una sensación de reivindicación colectiva. Con este libro, Jesús Ángel Semprún Parra no solo restituye el lugar que Idelfonso Vázquez merece en la historia de la literatura venezolana, sino que da un paso firme hacia la recuperación de una memoria que, como él mismo dijo, “había quedado enterrada en el olvido más incomprensible”.