La Universidad del Zulia continúa siendo un faro de arte, pensamiento y compromiso social. Este martes 8 de abril de 2025, el auditorio “Hesnor Rivera” de la Facultad de Humanidades y Educación fue el epicentro de una experiencia estética singular, al recibir a la prestigiosa agrupación Danzaluz, en el marco del programa “Martes Culturales”, organizado por la División de Extensión de esta facultad.
Con su característica energía y sensibilidad, Danzaluz presentó la obra coreográfica “Verse desde el desver”, una propuesta que invita al espectador a repensarse desde el silencio, desde la metáfora visual, desde la profundidad del cuerpo como espacio de significación. Esta pieza fue dirigida por el maestro Deynis Luque, coreógrafo y director de la compañía desde 2017, cuya trayectoria ha sido marcada por una investigación constante entre la estética contemporánea y la corporalidad de la diferencia.
Luque, artista sordo venezolano, ha transformado su singular modo de percibir el mundo en una plataforma poética que desafía los cánones tradicionales de la danza. En “Verse desde el desver” construye una narrativa no verbal que entrelaza la sensación, el gesto y el tiempo interior de los intérpretes, para llevar al público hacia una contemplación profunda. No se trata de ver a otros bailar: se trata de verse a uno mismo desde el despojo de lo evidente.
La presentación fue precedida por las palabras del MSc. Gilberto Rincón, jefe del Departamento de Danza de la Dirección de Cultura de LUZ, quien agradeció a la Facultad de Humanidades y Educación por mantener este espacio activo y plural, donde convergen las expresiones artísticas de toda la comunidad universitaria. Rincón aprovechó la ocasión para invitar a los estudiantes a participar de la danza como experiencia de formación integral y como lenguaje de transformación social.
La presencia de Danzaluz en los Martes Culturales no es casual. La agrupación ha sido declarada patrimonio artístico de la Universidad del Zulia, y no solo por sus reconocimientos en festivales nacionales e internacionales, sino por su papel sostenido como mediadora cultural. Desde su fundación, Danzaluz ha llevado su arte a escuelas, barrios, espacios rurales, centros comunitarios y escenarios internacionales, construyendo un puente entre la danza contemporánea y los imaginarios colectivos de la región.
Cada uno de los bailarines que pisó el escenario este martes mostró una disciplina firme y una sensibilidad conmovedora. La obra no se apoyó en escenografías aparatosas ni en recursos técnicos rimbombantes: fue el cuerpo el verdadero protagonista, en sus pliegues, en su cadencia, en su manera de recordar que todo arte nace del deseo de comunicar lo invisible.
El auditorio “Hesnor Rivera”, con lleno total, se convirtió en una caja de resonancia de emociones compartidas. Jóvenes estudiantes, docentes, artistas y trabajadores de la universidad vibraron con esta pieza cuya esencia es la inclusión y la ruptura del prejuicio. “Verse desde el desver” se transforma en una consigna, en un acto político, en una manera de recordar que todos tenemos derecho a expresarnos, a movernos, a bailar la vida desde nuestras posibilidades.
Este tipo de iniciativas culturales dentro del campus no solo enriquecen la formación académica de los estudiantes, sino que también reafirman el papel de la universidad como núcleo de sensibilidad social y creación artística. La Facultad de Humanidades y Educación, a través de su División de Extensión, demuestra que el arte no es un adorno, sino una necesidad profunda del espíritu universitario.
Danzaluz, como siempre, no defraudó. Más allá del espectáculo, ofreció una experiencia. Su propuesta fue un canto silencioso, un manifiesto corporal, una invitación a abrazar las diferencias y a comprender que en cada cuerpo que danza habita una historia que merece ser contada. Y eso, sin lugar a dudas, es también una forma de hacer patria desde la escena.