EL PERFIL DE SALIDA DEL ALUMNADO AL TÉRMINO DE LA ENSEÑANZA BÁSICA, ¿ES SOLO UNA CUESTIÓN DE CURRÍCULO?

UN DESAFÍO DE PRIMER ORDENPARA NUESTRO SISTEMA EDUCATIVO

Las etapas educativas que estructuran la educación básica en nuestro país (educación infantil, primaria, secundaria obligatoria y ciclos formativos de grado básico) constituyen el fundamento de nuestro sistema educativo. Fundamento, porque, de un lado, marcan la obligatoriedad y universalidad en el acceso a la educación de todos los ciudadanos y, de otro, son raíz de calidad, excelencia y equidad en todos los demás niveles educativos que siguen.

En el Informe El éxito en la educación primaria y secundaria1, realizado por el Consejo Escolar del Estado, se señala que la cifra de abandono temprano en España viene disminuyendo de manera notable en la última década: en 2010 era el 28,2 % y en el año 2019 se situó para el conjunto de España en el 17,2 %. Descenso sostenido hasta 2016 (19,0 %) 9,2 puntos porcentuales en seis años y bastante más moderado, solo 1,8 puntos porcentuales, en los últimos tres años.

“El mal educativo español descrito lo sufren todos los jóvenes que repiten, no titulan y, finalmente, abandonan el sistema educativo. Pero lo sufren también a lo largo de su vida, a la que se enfrentan con una formación menor que sus conciudadanos europeos o de otros países desarrollados. Y lo sufre el conjunto de la sociedad, que desperdicia talento, capital humano, riqueza y cultura colectiva”2. La LOMLOE, Ley Orgánica de Educación 3/2020, de 29 de diciembre, pretende tener muy presente esta situación, por ello, recoge una nueva conceptualización del currículo y define el denominado Perfil de salida del alumnado al término de la educación básica que es la “piedra angular del edificio curricular”, la “matriz que cohesiona” y hacia donde convergen las distintas etapas y modalidades que constituyen la formación básica del sistema educativo español. Dicho perfil se constituye en el horizonte de referencia de las decisiones curriculares y las orientaciones metodológicas. Se concibe, por tanto, como el elemento que debe iluminar y fundamentar las decisiones curriculares y es el elemento de referencia de cara a la evaluación interna y externa de los aprendizajes del alumnado. Podríamos decir, en síntesis, que el Perfil de salida del alumnado concreta los principios y finalidades de nuestro sistema educativo referidos, en este caso, a la educación básica.

Para contribuir a la coherencia, cohesión y armonización que la LOMLOE exige al sistema educativo español, bajo los principios de educación inclusiva, atención a la diversidad de las necesidades de todo el alumnado conforme a los principios del Diseño Universal del Aprendizaje (DUA), a los derechos de la infancia, según lo establecido en la convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas (1989), y facilitando el acceso a los apoyos que el alumnado requiera para adquirir las competencias propias de la enseñanza básica, y sin perjuicio de las competencias atribuidas a las Administraciones educativas autonómicas y a los centros educativos en el ejercicio de su autonomía, el Perfil de salida se constituye como un elemento curricular básico que recoge las competencias para la realización personal, social y académica del alumnado en este periodo de enseñanza, fundamental para la formación integral de las personas. Este perfil será, por tanto, único y el mismo para todo el territorio nacional3.

Contexto global, europeo e internacional del Perfilde salida del alumnado

Las competencias recogidas en el Perfil de salida tienen su origen en la Recomendación del Consejo de la Unión Europea, de 22 de mayo de 2018, relativa a las competencias clave para el aprendizaje permanente.

El anclaje del perfil a dicha recomendación refuerza el compromiso del sistema educativo español con el objetivo de adoptar unas referencias comunes que fortalezcan la cohesión entre los sistemas educativos de la Unión Europea y faciliten que sus ciudadanos y ciudadanas, si así lo consideran, puedan estudiar y trabajar a lo largo de su vida, tanto en su propio país, como en otros países de su entorno.

Define dichas competencias como “aquellas que todas las personas necesitan para su realización y desarrollo personales, su empleabilidad, integración social, estilo de vida sostenible, éxito en la vida en sociedades pacíficas, modo de vida saludable y ciudadanía activa”.

A su vez, el anclaje del Perfil de salida a la Recomendación del Consejo proporciona un importante valor añadido en el proceso hacia la deseable homologación europea e internacional de las enseñanzas que constituyen la educación básica del sistema educativo español.

Se da con ello, un paso alineado con la visión del aprendizaje, el estudio y la investigación europeas para el año 2025, recogido en Refuerzo de la identidad europea a través de la educación y la cultura, el documento que recoge los acuerdos adoptados en la reunión informal de los Jefes de Estado o de Gobierno de Gotemburgo, en noviembre de 2017. En el Perfil, las competencias clave de la recomendación europea se han vinculado con los principales desafíos globales del siglo XXI que el alumnado tendrá que enfrentar.

Del mismo modo, se han incorporado también los retos recogidos en el documento Key Drivers of Curricula Change in the 21st Century de la Oficina Internacional de Educación de la UNESCO, así como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015.

Las llamadas competencias clave

La recomendación del Consejo conceptualiza las competencias como combinaciones complejas y dinámicas de conocimientos, destrezas y actitudes, en las que:

– Los conocimientos se componen de hechos y cifras, conceptos, ideas y teorías que ya están establecidos y apoyan la comprensión de un área o tema concretos.

Las destrezas se definen como la habilidad para realizar procesos y utilizar los conocimientos existentes para obtener resultados.

Las actitudes describen la mentalidad y la disposición para actuar o reaccionar ante las ideas, las personas o las situaciones.

Son las siguientes:

1. Competencia en comunicación lingüística.

2.Competencia plurilingüe.

3.Competencia matemática y competencia en ciencia y tecnología (STEM, por sus siglas en inglés).

4.Competencia digital.

5.Competencia personal, social y de aprender a aprender.

6.Competencia ciudadana.

7.Competencia emprendedora.

8.Competencia en conciencia y expresión culturales.

En el nuevo diseño curricular que se definirá a partir de este Perfil, ninguna de esas competencias se corresponde directa y unívocamente con una única área, ámbito o materia, sino que todas ellas se concretan en los aprendizajes de las distintas áreas, ámbitos o materias y, a su vez, se adquieren y desarrollan a partir de los aprendizajes que se produzcan en dichas áreas, ámbitos o materias.

Este planteamiento implica modificaciones importantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje, que debe adoptar una perspectiva globalizadora que se ajuste a lo establecido en el PSEB.

Vinculación de las competencias clave a los retos del siglo XXI

La transformación global en curso está imprimiendo una velocidad vertiginosa en los cambios que se producen, generando desafíos que exigen una nueva conceptualización de la educación y su contribución al desarrollo de las personas y de la humanidad, así como una nueva visión del perfil de educador, enclavado en los entornos educativos que emergen y en una visión antropológica y social reclamada por estos tiempos. En consecuencia, está emergiendo un cambio de paradigma en los sistemas educativos. En esta línea, debe entenderse la nueva conceptualización de todos los componentes del currículo como “una articulación dinámica y transformadora de lo que de forma colectiva se espera sobre la finalidad, calidad y relevancia de la educación y el aprendizaje para conseguir un desarrollo holístico, inclusivo, justo, pacífico y sostenible, así como el bienestar y el desarrollo personal de generaciones actuales y futuras”4 .

Justamente la articulación entre las competencias clave y los retos del siglo XXI será la que otorgará sentido al proceso de enseñanza y aprendizaje al acercar la escuela a situaciones, cuestiones y problemas reales de la vida cotidiana. De este modo, se pretende garantizar que aquellos que superen con éxito la enseñanza básica, es decir, alcancen el Perfil de salida, esté preparado para responder a los principales retos a los que tendrá que hacer frente a lo largo de su vida:

Desarrollar una actitud responsable a partir de la toma de conciencia de la degradación del medioambiente y del maltrato animal basada en el conocimiento de las causas que los provocan, agravan o mejoran, desde una visión sistémica, tanto local como global.

Identificar los diferentes aspectos relacionados con el consumo responsable, valorando sus repercusiones sobre el bien individual y el común, juzgando críticamente las necesidades y los excesos y ejerciendo un control social frente a la vulneración de sus derechos.

Desarrollar estilos de vida saludable a partir de la comprensión del funcionamiento del organismo y la reflexión crítica sobre los factores internos y externos que inciden en ella, asumiendo la responsabilidad personal y social en el cuidado propio y en el cuidado de las demás personas, así como en la promoción de la salud pública.

Desarrollar un espíritu crítico, empático y proactivo para detectar situaciones de inequidad y exclusión a partir de la comprensión de las causas complejas que las originan.

Entender los conflictos como elementos connaturales a la vida en sociedad que deben resolverse de manera pacífica.

Analizar de manera crítica y aprovechar las oportunidades de todo tipo que ofrece la sociedad actual, en particular las de la cultura en la era digital, evaluando sus beneficios y riesgos y haciendo un uso ético y responsable que contribuya a la mejora de la calidad de vida personal y colectiva.

Aceptar la incertidumbre como una oportunidad para articular respuestas más creativas, aprendiendo a manejar la ansiedad que puede llevar aparejada.

Cooperar y convivir en sociedades abiertas y cambiantes, valorando la diversidad personal y cultural como fuente de riqueza e interesándose por otras lenguas y culturas.

Sentirse parte de un proyecto colectivo, tanto en el ámbito local como en el global, desarrollando empatía y generosidad.

Desarrollar las habilidades que le permitan seguir aprendiendo a lo largo de la vida, desde la confianza en el conocimiento como motor del desarrollo y la valoración crítica de los riesgos y beneficios de este último.

Estos desafíos implican adoptar una posición ética exigente, ya que suponen articular la búsqueda legítima del bienestar personal respetando el bien común. Requieren, además, trascender la mirada local para analizar y comprometerse también con los problemas globales. Todo ello exige, por una parte, una mente compleja, capaz de pensar en términos sistémicos, abiertos y con un alto nivel de incertidumbre y, por otra, la capacidad de empatizar con aspectos relevantes, aunque no nos afecten de manera directa, lo que implica asumir los valores de justicia social, equidad y democracia, así como desarrollar un espíritu crítico y proactivo hacia las situaciones de injusticia, inequidad y exclusión5.

Cuestiones sine qua non para una hoja de ruta educativa propia del ser humano

Es obligado y urgente escuchar profundamente los desafíos que el siglo XXI plantea a la educación; bien está la identificación y definición del perfil de salida del alumnado; bien está el planteamiento competencial y el planteamiento más articulado de todos los elementos que constituyen el currículo y, de este, con el desempeño en la vida cotidiana; bien está la interrelación de la política educativa a nivel local, regional e internacional para arrojar visión y equidad a las finalidades de la educación y a sus prioridades en cada momento concreto; bien está… Así podríamos continuar… pero podríamos estar cambiando las sillas en el Titanic si no abordamos, cada vez con mayor lucidez y sentido, aquello que caracteriza lo humano en cuestión educativa. Por ello, apuntamos, a continuación, algunas cuestiones que consideramos deben tenerse en cuenta en una hoja de ruta educativa propia del ser humano.

Confundir medios con fines

Reducir la cuestión educativa a las metodologías es confundir medios con fines. Importa tener presente que la cuestión metodológica, aunque de gran importancia en el proceso de enseñanza-aprendizaje, debe situarse al servicio del tipo de persona que queremos contribuir a formar y en referencia a la humanidad -la sociedad humana- en la que queremos que incida la fuerza transformadora de la educación. El problema radica en que la pedagogía de la actividad confunde movimiento con aprendizaje. “No podemos ver el aprendizaje desde esos prismas tan pobres. La actividad perfectiva surge del interés, y el interés surge del sentido en relación con una finalidad. Quizás por eso hay tanta Educación en los colegios y tan poca en los alumnos6”.

A este respecto, estamos en un momento en que debemos resituar el impacto innovador del paradigma tecnológico, definir bien cuál es su magnífico aporte y usar la tecnología para lo que sirve. Al tiempo, discriminar críticamente qué valores de lo humano estamos desarrollando con su aportación y cuáles van en su detrimento. O, qué cegueras estamos teniendo so pretexto de mejora educativa. “El problema de la tecnología es que nos da información descontextualizada. Las mentes amuebladas son capaces de extraerla y de contextualizarla. Pero las mentes jóvenes necesitan que un buen maestro haga ese trabajo para ellas. El maestro es clave porque proporciona el contexto que ayuda a dar sentido a los conocimientos”7.

Es preciso ir a la raíz de los planteamientos de las leyes educativas, sin adhesión acrítica, con seriedad antes de implementarlas en las aulas y en la persona de los alumnos.Sacarles el máximo partido e implementar razonadamente sus directrices. No confundir fines con medios nos obliga a permanecer alertas para no sumarnos a la práctica indiscriminada de un pragmatismo educativo rabioso y superficial.

El papel educador de lasociedad y de las Iglesias

Están surgiendo panoramas educativos con multitud de lugares y presencias que suprimen el concepto restringido de una educación prisionera de la escuela, por más que ésta siga teniendo una gran significatividad. La necesaria nueva conceptualización de la educación pone de relieve el papel educador de la sociedad.El conocido proverbio africano “para educar a un niño hace falta la tribu entera” si cabe, es hoy más cierto. Urge que la sociedad tome en peso su responsabilidad formativa, la función educadora y conformadora de sus miembros. Que asuma explícitamente su papel como generadora de las condiciones para que se desarrollen valores de ciudadanía democrática tales como la participación, la responsabilidad social, la solidaridad, la convivencia, la defensa y desarrollo de los derechos humanos y la búsqueda intencionada del bien común. De este modo, la sociedad debe poner en valor sus funciones como promotora cultural y educativa, como agente ético y cohesionador de diversidades, como red de relaciones e interacciones inclusivas y humanas entre los individuos y los pueblos.

¿En qué sentido podemos afirmar que la sociedad es un agente educativo? Antonio Marina8 afirma que no lo es en sentido estricto, aunque todos estaríamos de acuerdo en que la educación transmite una cultura. Pues bien, la autora de esa cultura es la sociedad, y la impone a sus miembros por muchos procedimientos, incluida la escuela. La sociedad en su conjunto es un complejo y difuso sistema educativo, del que la escuela y la familia son subsistemas especializados.

Cualquier proyecto educativo tiene que saber conjugar la acción educativa de las familias, la acción educativa de la escuela y la acción educativa de la sociedad. Los centros educativos deben pedir la colaboración a todos los agentes sociales. Necesitamos atraer a la sociedad hacia las aulas. Por su parte, desde la sociedad civil y política debe favorecerse la conciencia de responsabilidad, y fomentar la participación educativa.

El Concilio Vaticano II, habló de la Iglesia como “experta en humanidad”. La Iglesia Católica, las iglesias en el contexto de sociedades multirreligiosas, con desarrollos crecientes en el diálogo interreligioso, tienen una importante función educadora entre las personas, familias, grupos e instituciones que constituyen la sociedad civil en orden a una mejor realización del bien común y del bien de las personas.

El calado moral de la propia comunidad política, en cuestiones como el valor moral de la democracia, su interés por el bien común y su respeto a las minorías y sus derechos y deberes correspondientes, remiten, indeclinablemente, al papel de la Iglesia Católica como parte de la sociedad civil y su lugar en la comunidad política, apoyando un proyecto de sociedad que se base en una concepción plena de la vocación del hombre y que no ceda ante la imposición de ideologías que habitualmente buscan la dictadura de los espíritus.

Los gobiernos, en frecuentes ocasiones, quieren intervenir en el sistema de valores de la sociedad y en sus convicciones últimas. Sin embargo esta influencia debe ser ejercida por los grupos establecidos por vínculos culturales y religiosos, a los que corresponde “el desarrollar en el cuerpo social, de manera desinteresada y por su propio camino, estas convicciones últimas sobre la naturaleza, el origen y el fin del hombre y de la sociedad”9.

Pensar y actuar en la línea del diálogo con las familias

No es baladí afirmar que todo proceso educativo empieza en la familia y de que esta, junto a otros agentes que inciden en la educación, ha de reconsiderar seriamente su responsabilidad en la formación de sus hijos. Sabemos que la complejidad de la configuración familiar actual y cómo inciden en los alumnos las características de dicha configuración es un elemento central a tener en cuenta y que presenta dificultades añadidas a la relación familia-escuela.

El Perfil de salida del alumno en la educación básica, requiere la influencia educadora de la familia y la comprensión, por parte de esta, del modo en que se enfoca e incide el sistema educativo, la legislación educativa,las innovaciones planteadas en la escuela, los valores que esta promueve u omite.

Los niveles socioculturales y económicos son factores que, si no son determinantes, condicionan significativamente la comprensión de estos temas así como las condiciones necesarias para el desarrollo del llamado Perfil de salida. Nunca como ahora la complicidad de la escuela con la familia necesita intencionalidad, información formativa sistemática y condiciones de diálogo y participación.

El perfil del educador incide en el perfil del alumno

Resulta de coherencia aplastante afirmar que el perfil del educador incide en el del alumno, por más que se conteste en muchas ocasiones esta influencia e incluso, desde una mal entendida autonomía del alumno en su proceso de aprendizaje, se desplace o invisibilice dicha incidencia.

Ser educador en la sociedad actual conlleva importantes retos en lo académico, en lo profesional, en lo social, en lo cultural, en lo personal, en lo tecnológico, en lo ético. El desarrollo profesional del docente no puede disociarse de su vida. Existe una profunda relación entre identidad personal e identidad profesional en un educador.Más aún si consideramos que la docencia es una “profesión de lo humano” y es deseable que suponga el desarrollo de una vocación.

El dilema educación versus instrucción no cabe ya en una visión de la educación que necesita incorporar el aprender a aprender durante toda la vida y trabajar de manera competencial e integrada todas las dimensiones de la persona en un contexto con un desarrollo tecnológico exponencial y desafíos humanistas de gran calado.Todo ello plantea enormes desafíos epistemológicos, pedagógicos y didácticos y pone de relieveel sentido de la mediación educativa y la figura del profesor mediador, apasionado en el diseño de procesos de enseñanza y aprendizaje, conocedor de la riqueza y diversidad de recursos a su alcance y formado para proyectar itinerarios formativos que pongan en juego la capacidad de aprendizaje autónomo del alumno y, al tiempo, la significatividad de su acompañamiento lúcido y orientador, como educador y docente, como referente de valores vividos e intencionalmente propuestos en su acción educativa.

Estamos hablando de un humanismo pedagógico que plantea la relación educativa como acontecimiento ético y del amor pedagógico como vínculo que vehicula valores.

El perfil de salida del alumnado es un desafío de primer orden, más allá de la cuestión curricular o enfocándola en profundidad desde las finalidades de la educación leídas hoy para mañana.

BIBLIOGRAFÍA

1. Consejo Escolar del Estado (2020). El éxito en la educación primaria y secundaria. Madrid: Secretaría General Técnica del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes.DOI: 10.4438/978-84-369-6002-0

2.Ibidem, p. 44.

3. Ministerio de Educación,Formación Profesional y Deportes. Portal del Sistema Educativo español.https://educagob.educacionfpydeportes.gob.es/curriculo/curriculo-lomloe/menu-curriculos-basicos/ed-primaria/perfil-salida.html. Acceso el 14/08/2024.

4. Marope, M. (2017). Reconceptualizing and Repositioning Currículum in the 21st Century. A Global Paradigm Shift. International Bureau of Education-UNESCO.:http://bit.ly/2wIkJm5

5. Real Decreto 157/2022, de 1 de marzo. Anexo 1

6. L’ Ecuyer, Catherine. Publicado en Magisterio Digital el 09/04/2019.https://www.magisnet.com/2019/04/catherine-lecuyer-reducir-la-educacion-a-metodologias-es-confundir-fines-con-medios. Acceso el 15/08/2024

7.Ibidem

8. Marina, A.(2010). La función educadora de la sociedad. Revista Educación y Futuro, n. 22, p. 42

9. Fuentes, F. (2005). La presencia española de la Iglesia en la sociedad. Madrid: Instituto Social León XIII. www.pablovi.org/images/InstitutoSocial/materiales/seminarioDSI/IV_05_sesion_01_moderador_fuentes.pdf. Consultado 16/07/2024

Fuente

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El Maracaibeño es un periódico literario y cultural fundado por Luis Perozo Cervantes, cuyo primer y único número impreso fue lanzado el 8 de septiembre de 2014, bajo el lema “El nuevo gentilicio cultural”. Su creación surgió como respuesta a la necesidad de un espacio dedicado a la promoción y difusión de la cultura en Maracaibo.

El 1 de octubre de 2017, El Maracaibeño dio un paso importante al transformarse en un diario digital, convirtiéndose en el primer periódico de la ciudad enfocado exclusivamente en la cultura. Con su nueva versión digital, adoptó el lema “Periódico Cultural de Maracaibo”, extendiendo su alcance a todo el país.

Este periódico es una propuesta respaldada por la Asociación Civil Movimiento Poético de Maracaibo, que busca fomentar un periodismo cultural que contribuya a la construcción de una nueva ciudadanía cultural en la región. El Maracaibeño se posiciona como un vehículo para llevar las noticias más relevantes de la cultura, desde críticas de arte hasta crónicas y ensayos, cubriendo así una amplia gama de expresiones artísticas.

El Maracaibeño no solo es un medio informativo, sino un símbolo de la riqueza cultural de Maracaibo, llevando a sus lectores las noticias más importantes del ámbito cultural, tanto local como internacional.

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