
El pasado viernes 15 de noviembre se presentó en el icónico e íntimo escenario capitalino La Trastienda, el artista argentino Khea.
El show comenzó puntual, con una audiencia eufórica en un ambiente cargado de positive vibrations.
Una noche divina a la altura de lo que fue este espectáculo.
Khea es un destacado cantante, compositor y freestyler argentino. Nació el 13 de abril de 2000 en Mar del Plata, Argentina, y es una de las figuras principales del trap latinoamericano. Su carrera despegó en 2017 con el éxito «LOCA», una colaboración con Cazzu y Duki que revolucionó el género en la región, ganando millones de reproducciones y destacando en plataformas digitales. Ha sido reconocido por su capacidad de fusionar el trap con otros géneros como el reggaetón, el pop y la música urbana, lo que le ha permitido llegar a audiencias más amplias.
Su estilo combina letras emotivas, ritmos pegajosos y una energía única que conecta con el público joven. A lo largo de su carrera, ha colaborado con artistas internacionales como Bad Bunny, TINI, María Becerra, y Myke Towers, consolidando su presencia en la escena global.
El show estuvo compuesto por una setlist de 32 temas entre ellos ‘’Fuera de la Órbita’’,’’Trapicheo’’,’’Mamacita’’, ‘’Nunca Voy Solo ‘’, ‘’Tumbando’’, ‘’Wacha’’, ‘’BZRP Sesión’’, ‘’Como Le Digo’’, Loca’’, ‘’Búho’’ repartidos en diferentes bloques, dándole una profundidad y un ritmo certero y prolijo con un arsenal tecnológico de alta gama, Estos aparatos, en conjunto, permiten que los shows de Khea sean intensos, dinámicos y tecnológicamente avanzados, reflejando la energía y la estética de su música,
Para mi el sonido fue uno de los mejores que he escuchado en vivo.
Khea desbordó una energía arrolladora que no solo contagió, sino que sacudió a cada uno de sus fans en un ambiente casi íntimo, un escenario inusual para un artista acostumbrado a llenar estadios y presentarse ante multitudes de miles de personas. En este espacio reducido, la magia fue distinta, más cercana y profundamente emocional, permitiendo la conexión entre el artista y su público.
El show se transformó en una experiencia cálida y amorosa, un intercambio genuino donde cada letra, cada beat y cada mirada traspasaron las barreras de lo físico para tocar el alma de quienes estaban allí. Su autenticidad, su entrega total y su capacidad de transmitir emociones lo reafirmaron como un artista único e inimitable.Un fenómeno que no necesita de grandes artificios para brillar; su esencia es suficiente para llenar cualquier espacio con intensidad y pasión, dejando en el corazón de su público una huella imborrable.
Un espectáculo impecable de visual mappings con una estética futurista y urbana muy pro y potente, no hubo lugar para lo feka, sin duda alguna.
Quiero agradecer la buena onda y disposición del Lighting designer Rodo Crespo
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