‘El barbero’ crea afición en todas las edades Crítica barbero Sevilla infancia Oviedo Por Pablo Álvarez Siana
Cerrando el segundo título de la 77ª temporada de ópera ovetense llegaba este sábado la adaptación de El barbero de Sevilla de Rossini de la directora Maite García Heres al frente de la compañía musical infantil “La Federica”, que ella misma dirige. Y se trata de una adaptación “infantil” porque los intérpretes y el público destinatario son niños, aunque personas de todas las edades han llenado las dos funciones a 6€ y 15 € y la producción ha encandilado a pequeños y mayores por igual. Crítica barbero Sevilla infancia Oviedo
Y es que la adaptación cuenta con unos textos bien traducidos, fieles al original italiano, algunos de los cuales han sido convertidos en hablados a fin de mejorar la comprensión argumental para todo el público. A ello se suma la impecable adaptación musical de Adrián Arechavala, que mantiene toda la música imprescindible del barbero rossiniano. La longitud de los números fue recortada sin que por ello perdieran su esencia y se repartieron entre solistas y coro, casi todas voces blancas capaces de abordar desde su color y tesitura natural cada personaje (el asesoramiento vocal de Iván Carriedo y Andrea Gutiérrez es impagable). La formación instrumental que los acompañaba -un ensemble propio que detallo en la ficha- resultó ideal para esta ópera camerística con mucho futuro, dejándonos un espectáculo que entusiasmó a un público nuevo que repetirá (así lo comentaban al final de cada función) y asombró a los habituales que pudieron comprobar que en Asturias hay una verdadera cantera lírica que esperemos no se pierda según vayan cumpliendo años.

Destacaron también la escenografía (“cercana” a la propia producción de «El Barbero de Oviedo», pero más sencilla) de Carmen Fernández González, entre la que el coro y todo el elenco se mueve, actúa y canta como si se tratara de verdaderos profesionales, y el vestuario de Susana de Dios, que resultó maravilloso sin obviedades (me gustó su concepto de Tuna sin necesidad del negro y las cintas de colores). La siempre buena iluminación de Roberto Lorenzo Martín (la escena de “la tormenta” mejoró la del “otro Barbero”) se sumó a los demás elementos ya comentados para arrojar como resultado final una producción donde todo el equipo merece ser reseñado.
La famosa obertura ya nos centró la acción, introduciendo partes cantadas cual mezcla entre “The King Singers” y “La Trinca” en versión asturiana de calidad lírica, con charangas y murgas que venían del Carnaval de Ciudad Rodrigo hasta Sevilla. El conde salmantino a cargo de Teresa Rodríguez García de Albéniztriunfó de principio a fin en sus desdobles del Lindoro rondador, un Alonso marinero borracho de agua dulce, el tunante maestro de canto y por supuesto un conde que cantó maravilloso. El público pudo escuchar su voz natural tan bien educada junto a una musicalidad que hace creer en un futuro esperanzador y presenciar unas dotes actorales increíbles, de una profesionalidad digna de mayores. Crítica barbero Sevilla infancia Oviedo

Y qué decir de Jorge Martínez Ferreño, un Fígaro de conveniente “acento andaluz”, adolescente con su propia voz cantando un ‘Factótum’ plenamente creíble, un peluquero de ahora con hechuras de siempre. Otro tanto debo escribir del Bartolo de Daniel Villar Álvarez, tan buen actor como cantante, que no desperdició sus arias para disfrutar de lo bien asimilados que tenían todos sus roles. Y hay que sumar a estos registros a un simpatiquísimo Basilio de Manuel Cañas Avello, cuya “calumnia” en su tesitura natural me hizo repensar el original, tanto por la dicción en castellano como por su entonación. Sin duda fue otra de las agradables sorpresas de la tarde. Niños con un aplomo envidiable que encandilan ya sobre las tablas.
A todos nos enamoró la Rosina de Elena Fernández McLean, vocalmente impecable, fiel a la partitura despojada de ornamentos pero con los suyos propios tan necesarios, una voz “adulta” porque en las mujeres a esa edad ya queda definido su color, escénicamente arrolladora y empastando en los dúos y concertantes cual mezzo internacional. La comicidad de Berta, Adriana Cañas Avello, nos soltó más de una carcajada, pero además cantó al mismo nivel que sus compañeros, los mal llamados secundarios, sin los que la ópera no sería igual, y menos las bufas. Tampoco quiero olvidarme del Fiorello de María Baragaño Apesteguía, me asombraron a partes iguales su escena y su canto, ni la Policía de Sara Montoto del Fueyo, que nos hizo cambiar el Ambrogio mudo por una actriz que declama y se mueve como si hubiese nacido sobre las tablas de nuestro templo lírico.

El “grueso” coral no solo llenó la escena, también bailó (gracias a Olimpia Oyonarte), con ese número de los paraguas de auténtico musical americano. Impresionantes las criadas por desparpajo, simpáticas las peluqueras, más el coro de tunos y policías que dotaron a esta producción de una calidad, entrega, buen hacer y trabajo dignos de matrícula de honor. Crítica barbero Sevilla infancia Oviedo
Si los “mayores” son soporte y ejemplo para los “grandes pequeños”, de todos ellos Maite García Heres ha sacado lo mejor. Su ardua tarea de tiempo y sacrificios se ha visto recompensada con el premio de este barbero para niños de 6 a 106 años maravilloso, que deberían disfrutar más allá de nuestra tierra. Lo merece el trabajo bien hecho. El objetivo de crear afición se ha conseguido y estoy seguro de que habrá más títulos desde la Ópera de Oviedo, esperemos que con el apoyo, tan necesario, de otras instituciones, mecenas y patrocinadores. El reconocimiento de los que peinamos canas ya lo tiene.
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Sábado 19 de octubre de 2024, Teatro Campoamor de Oviedo: LXXVII Temporada de Ópera. Gioachino Rossini (1792-1868): El barbero de Sevilla. Versión para la infancia de Maite García Heres. Compañía musical infantil «La Federica», residente de la Ópera de Oviedo.
Dirección escénica y adaptación: Maite García Heres – Adaptación musical: Adrián Arechavala Díez – Asistente de dirección: Deva Jiménez García – Escenografía: Carmen Fernández González – Regiduría: Alba Delgado Arronte – Coreografía: Olimpia Oyonarte Martos – Dirección y diseño de luces: Rafael Echeverez Villanueva – Sonidista: Roberto Lorenzo Martín – Vestuario: Susana de Dios – Asesoramiento vocal: Iván Carriedo Martín, Andrea Gutiérrez D’Soignie – Asesoramiento teatral: Arancha Fernández Ramos.
Reparto:
El conde de Almaviva: Teresa Rodríguez García de Albéniz – Bartolo: Daniel Villar Álvarez – Rosina: Elena Fernández McLean – Figaro: Jorge Martínez Ferreño – Basilio: Manuel Cañas Avello – Fiorello: María Baragaño Apesteguía – Criadas: Cayetana Martínez Fernández, Carlota Pelegrín Santiago, Ángela Remis Mieres, Paula Suárez Naharro – Berta: Adriana Cañas Avello – Policía: Sara Montoto del Fueyo – Tunos y policías: Emma Ceán Martínez, Alba Delgado Arronte, Álvaro Díaz Cid, Ángel Eneko García de Con, Lola García Grueso, Deva Jiménez García, Adrián Santín Fernández, Julia Viñuela García – Peluqueras: María García Canellada, Olaya Pelegrín Santiago.
Músicos: Adrián Arechavala Díez, Jorge Díaz Seijo, Iria Rodríguez González, Mercedes Schmidt Inglés, Marcos Suárez Fernández, Sofía Trueba Fraile.
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