Por: Ulises Hernández. Pianista
«Honrar, honra» y bajo la máxima martiana estas palabras enunciadas por el maestro Ulises Hernández se hacen eco de la significación de la figura de Frank Fernández en el decursar cultural cubana. A continuación desde nuestra publicación digital la compartimos con todos (as) los seguidores.
Frank Fernández agradeciendo el homenaje de Ulises Hernández. Foto cortesía de la autora.
«Buenos días. Gracias querido maestro por estar hoy aquí y permitirnos homenajearlo, aprovechando la celebración de su cumpleaños que, junto a su largo magisterio, se convierte en doble pretexto para hacerlo.
Un especial saludo para Alina Neira, para los amigos de Frank, para todos los docentes que hoy nos acompañan, pianistas y no pianistas, y estudiantes que comparten esta celebración.
Prefiero leer mis palabras, pues como todos saben no soy un orador, y quiero ser lo más preciso posible.
Cuando Mary Rosa me llamó para que hablara en nombre de los estudiantes que han pasado por la clase del maestro, no dudé en aprovechar la oportunidad para expresar, en este contexto, mi agradecimiento a Frank, por ser uno de sus alumnos -y digo alumno y no exalumno-, porque aún hoy sigo aprendiendo de él.
Pensé en traer parte de la larga lista de los estudiantes que han pasado por la clase del maestro, con la seguridad de que muchos (lamentablemente algunos ya fallecidos) podían también estar aquí en mi lugar haciendo este discurso, así que, de manera rápida y según mi memoria, mencionaré a algunos de estos colegas: Alicia Perea, Elisa Pedroso, María Teresa Quirot, Carmen Rosa Alfonso, Eliecer Herrera, Víctor Rodríguez, Jorge Luis Prats, Carmen Luisa Planas, Rodolfo Argudín, Leonel Morales, Liliana Fleites, Ignacio Pacheco e Ileana Morales, solo por nombrar a un grupo de sus alumnos que hoy ostentan los mayores y mejores resultados dentro de la vida musical del piano en Cuba y fuera del país. Resultados obtenidos a partir de la experiencia y los conocimientos del maestro, que tienen (o han tenido) un papel definitorio en el desenvolvimiento profesional de cada uno de nosotros.
Por supuesto, estos no son todos sus alumnos, hay una lista interminable donde podríamos incluir a Patricio Malcolm, Harold López-Nussa, Ileana Cortizo, Daniel Rodríguez, Marcos Madrigal, Fidel Leal, Ileana García, Víctor Díaz, Eladio Hernández, Liana María Fernández, Ofelia Montalván, Ileana Peña, Malva Rodríguez, Aldo López-Gavilán, etcétera. Todos aquellos que han pasado y pasan constantemente, buscando en el maestro un consejo general, una orientación sobre algún estilo, una mejor digitación, o como usar correctamente el pedal, entre otras muchas recomendaciones.
Por desempeñarme como jefe del departamento de piano de esta facultad, y presidir los exámenes del pase de nivel nacional de piano, constantemente encuentro una frase bastante común en los currículos de los nuevos estudiantes: «recibí clases magistrales del maestro Frank Fernández», o sea que la lista se hace infinita.
La idea de nombrar a tantos estudiantes de tan diferentes épocas y generaciones es la de apuntar que desde muy joven Frank Fernández ha dedicado una parte fundamental de su vida al quehacer pedagógico, actividad que podemos situar muy puntualmente en el Conservatorio Amadeo Roldán, en la Escuela Nacional de Arte (ENA), en el Instituto Superior de Arte, al frente del departamento de piano en su fundación como Universidad, en su propia casa que siempre está abierta para enseñar, también acompañándonos en los seminarios nacionales de piano y más recientemente en los ciclos de clases magistrales que se imparten en el Centro Nacional de Música de Concierto. Por lo que la docencia ha sido para nuestra suerte una constante en su vida.
En mi caso personal, la clase con el maestro Frank, no solo me sirvió para desarrollarme como pianista, creo que su impronta como músico, como intérprete, productor musical, director artístico, promotor cultural, defensor de la música cubana y la música popular, dejó en mí una huella que ha sido una fuerte herramienta en mi desempeño como hombre de la cultura, y es algo que seguro otros colegas también han recibido. Estas otras enseñanzas, estos conocimientos, no se aprenden solo en la clase, se aprenden viéndolo hacer, o conversando con Frank sobre temas variados y complejos de la música, sobre temas de la creación, sobre temas de la vida en sus múltiples aristas o hablando sobre el mundo espiritual de nuestra profesión.Quiero relacionar algunos preceptos que aprendí en su clase y que hoy constituyen para mí una especie de guía metodológica.
A modo de decálogo, o sea partiendo de diez de sus principios para la clase, he organizado estas ideas, salidas de mi experiencia con él:
- Yo no enseño a tocar obras, enseño los principios técnicos-musicales para abordar cualquiera de ellas.
- Es fundamental tener la imagen artística muy clara de la obra a estudiar, para poder llegar a una interpretación convincente. Una vez le sugerí que escribiera sus ideas sobre este tema, eso sería un excelente doctorado.
- Los «problemas» mecánicos o pasajes difíciles, siempre se resuelven, seguro habrá una solución científica para ello. Lo imposible de resolver es el entendimiento musical; si no lo comprendes, eso viene con la persona, ahí estriba el talento individual.
- La buena digitación garantiza el éxito del pasaje y la mejor construcción melódica de ellos, para eso hay principios muy definidos de digitación (y los explicaba, uno por uno).
- Casi todas las respuestas que necesitamos están en la partitura; debemos buscar y analizar minuciosamente el texto para comprender lo que el compositor quiere, y saber lo que podemos aportar.
- Hay una gran diferencia, entre la técnica y la mecánica, la técnica es un concepto más abarcador, que encierra por supuesto el dominio de los pasajes partiendo de su comprensión musical, partiendo del dominio del estilo, el dominio del fraseo, del conocimiento de la adecuada conducción melódica, del control y calidad del sonido, de saber usar la correcta pedalización, etcétera. La mecánica, es la manera abstracta de tocar las notas del pasaje desprovistas de todo interés artístico.
- Antes de examinar o presentarte en público, es importante hacer el ejercicio de audicionar el material trabajado con aquellas personas que puedan darte un buen consejo.
- Un buen consejo no lo da cualquiera, hay que escoger muy bien la persona para esa función, sea músico o no, evitando la negatividad en el señalamiento.
- Solo un estudio riguroso, garantiza un resultado de alto nivel.
- Yo doy todo lo que sé, no me quedo con los conocimientos solo para mí, ustedes deben ser mejores que yo.
Pudiera enumerar muchos más principios, enseñanzas, reglas u otros elementos del aprendizaje con Frank, y estaríamos unas horas más aquí, pero creo que hay que dejar espacio para todo lo que falta por acontecer en este homenaje, por lo que termino ahora, agradeciéndole a Frank que continúe con nosotros, y podamos multiplicar sus aportes. Gracias maestro, muchas gracias.